CASI TODOS los principios morales son o deberían ser capicúas o palíndromos: es decir, tendrían que poder leerse igual al derecho que al revés. Por ejemplo, éste: no se puede condenar la obra de un autor por su biografía o sus creencias. La obra es la obra. Pero, por eso mismo, no se puede tampoco ensalzar la vida o las creencias de un autor sólo a partir de la calidad de su obra. Pienso en Emir Kusturica, que estos días está en España presentando su última película. Los medios están felices con él: le ven como un hombre original, independiente, valiente, que denuncia la manipulación que según él rodeó a las guerras balcánicas de los años noventa. Él, dice, quiere salirse de esta falsa dialéctica de buenos y malos. Y como sus películas son extraordinariamente hermosas (mi favorita es ¿Te acuerdas, Dolly Belle? ), y como su música gusta mucho a los jóvenes (Kusturica tiene también una orquesta de metales étnicos), el otro Kusturica, el político, parece que tiene la misma calidad. Me temo que no es así. Musulmán de nacimiento, Kusturica tomó durante la guerra, sin embargo, el partido serbio de la Yugoslavia de Milosevic. Estaba en su derecho, pero se equivocó. También equivocarse es un derecho, pero Kusturica no cree haberse equivocado y nos ha legado una película, Underground , que es todo un canto al exterminio en Bosnia. Eso sí, es también una película excelente, incluso la escena racista de los soldados negros de la ONU o esa otra en la que convierte los asesinatos de periodistas en algo cómico (yo no me pude reír cuando la vi, me acordaba demasiado de mis compañeros muertos, fui un mal espectador). Ahora, el director bosnio vuelve con La vida es un milagro , otra película donde trata de nuevo aquella guerra. Aquí, la guerra estalla y el protagonista no quiere darse por enterado. Una vez más, el tono es de comedia, por lo visto. Y veo a Kusturica por toda la prensa, hablando de lo que él sigue diciendo que fue una manipulación, decir que la guerra no fue así, que fue otra cosa. Será. Al menos eso dice él, que no estuvo en ella. A mí, que sí estuve, me pareció que sí era lo que se decía que era, y me pareció también cualquier cosa menos graciosa. Eso sí, seguro que la película es excelente.