Y ahora, los vascos

OPINIÓN

24 oct 2005 . Actualizado a las 07:00 h.

ESTÁBAMOS tan entretenidos con lo del huracán Wilma , lo del huracán del Estatut y el huracán de la balcanización española que, la verdad, casi habíamos olvidado que también hay otros temporales peligrosos. Y que tenemos un problema sin resolver en el País Vasco, que casi es como una tempestad. Son tantas las preocupaciones que ya no damos para más. Pero lo del País Vasco nos lo acaban de recordar los del PNV, que para esto de los recordatorios son unos lumbreras. Tienen un sentido de la oportunidad que Dios les valga. Así que, en pleno fragor de la batalla catalana, nos llegan ellos con el documento sobre el final dialogado de la violencia y la normalización política en el País Vasco. Y ocurrió lo que tenía que ocurrir. Que nada más conocerse ha provocado una pandemia de sarpullido e irritación en todo el país. Porque se considera inoportuno e inaceptable. Más o menos, como siempre. Porque aquí seguimos teniéndoles pánico a los documentos y a las tomas de posición, sobre todo si llegan de determinados lugares. Y eso es así, aunque el nuevo texto tiene aciertos, desaciertos, contradicciones, evasivas, coincidencias y recordatorios. Que es lo que tiene que tener un texto hecho por un partido que navega entre las posturas, difícilmente reconciliables, del pedrolari Arzalluz y de Josu Jon Imaz. Pero es un texto que supone una nueva oportunidad para abordar el mal llamado conflicto vasco. Y para comprobar que los peneuvistas han bajado un par de peldaños sus aspiraciones, aunque siguen erre que erre con el plan Ibarretxe. Lo que no podemos hacer otra vez es desaprovechar esta nueva oportunidad y rechazarla por sistema, como vemos que se hace desde ciertas posiciones. Séneca decía que no es deshonor no alcanzar una meta, sino cesar de poner los medios. Y eso es lo que nos queda. Seguir intentándolo.