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«¿Qué se hizo el rey don Juan?»

| XOSÉ LUÍS BARREIRO RIVAS |

OPINIÓN

11 abr 2007 . Actualizado a las 07:00 h.

ESTA PREGUNTA la hizo Manrique en las Coplas por la muerte de su padre: «¿Qué se hizo el rey don Juan? / Los infantes de Aragón / ¿qué se hicieron? / ¿Qué fue de tanto galán / y qué de tanta invención / como trajeron?». Y si yo manejase con tanta habilidad como Manrique los versos de pie quebrado, también me preguntaría lo mismo sobre el diluido Plan Galicia y sobre aquel AVE a Bilbao del que nunca más se supo: «los jaeces, los caballos / de sus gentes y atavíos / tan sobrados / ¿dónde iremos a buscarlos? / ¿qué fueron sino rocíos / de los prados?». El día que Aznar desembarcó en María Pita, para pintar de colores su famoso Plan Galicia, hubo muchos ingenuos que empezaron a pensar en coger un tren para ir a almorzar a Santander y regresar a casa antes de la cena. Y aunque el propio Aznar advirtió que la mitad de los 12.000 millones de euros que prometía ya se habían presupuestado antes de que hubiese Plan, y que la otra mitad ni estaba en ninguna parte, ni iba a mermar otros planes, ni iba a generar deuda - «neque quid, neque quale, neque quantum», decía Aristóteles sobre la materia prima- hubo muchos gallegos que se creyeron el milagro de los Planes y los peces , y que dieron crédito a aquellos burlones paneles que puso Fraga en las obras de reparación de las atajeas dañadas por el mismo temporal que hundió el Prestige . Pero ¿qué fue el Plan Galicia «sino rocío de los prados»? Lo que correspondía a proyectos de Estado, como la autovía del Cantábrico, va tirando. Lo que beneficia estrictamente a Galicia, como el AVE Ourense-Olmedo, está en pañales. Y cosas que estaban en construcción, como el anticuado tren del Eje Atlántico, o que eran el huevo de Colón, como el AVE Vigo-Oporto, siguen a trancas y barrancas, desfigurando sus proyectos a la baja. De lo que era un invento propio del Plan Galicia, como el AVE a Bilbao, ya ni se habla. Y todas las informaciones apuntan a que esa línea se va a construir, entre Zaragoza y Ourense, sobre dos supuestos muy claros: potenciar el nudo ferroviario de León, y con un plazo no inferior al 2021. No seré yo -que nunca creí en el Plan Galicia- quien niegue una cierta racionalidad al nuevo trazado. Y por eso me limitaré a pedir una reflexión sobre la cantidad de recursos que llevamos perdidos por la funesta manía de andar á pillota con esos grandes proyectos de Estado que sólo tienen racionalidad en su más amplio contexto. Fomento y la ADIF nos van dando faragullas para que estemos callados. Y la Xunta corresponde con entusiasmo a esa demanda localista -la última protagonizada por Abel Caballero- que nunca logra meter una obra gallega en la agenda prioritaria del Estado. Por eso somos los últimos.