NO SE asusten: no haré un comentario técnico sobre don Manuel Conthe y su discurso ante la Comisión de Economía del Congreso. Les estuve dando vueltas a sus palabras, y lo que me sale, por encima de todo, es una historia de celos y de «puenteo» y un descubrimiento de algunos velos del poder. También cierta decepción, porque la condición que había puesto este señor para dimitir -o le escuchaban las Cortes o se quedaba en su puesto- anunciaba sensacionales revelaciones, casi un cataclismo, en los lugares donde se reparten los favores económicos oficiales. Y no fue para tanto. «Menos lobos», que decimos los paisanos ante desenlaces como éste. Puestos en orden los ingredientes del episodio, la versión libre para una crónica de interpretación podría ser ésta: el señor Conthe decidió marcharse el día que comprobó que el Consejo de la CNMV no le obedecía y, en cambio, obedecía a su número dos, el señor Arenillas. Conthe propuso sancionar a Enel y Acciona por presentar una opa cuando le habían prohibido hacerlo en seis meses, y la mayoría del Consejo, capitaneada por Arenillas, votó en contra. Conthe buscó una explicación a lo que estaba pasando y la descubrió: Arenillas es amigo de los dos directores sucesivos de la Oficina Económica de Zapatero y, para más pecado, marido de la ministra de Educación. Y ahí vienen los celos y la sensación de puenteo: el Gobierno, cuando tiene algo que mandar, lo manda a través de ese señor, que es más de confianza. Él se queda como un pardillo, a verlas venir. Y se dijo: «Que les den morcilla. Se van a enterar». Políticamente, lo relevante es que sabemos para qué se utiliza esa Oficina Económica de Moncloa: como brazo ejecutor de las instrucciones menos presentables del líder, sus compromisos secretos y todas las mercedes que debe conceder o pedir. Al no tener poder ejecutivo directo, es la oficina de las maldades y lo inconfesable. No deja en buena posición al ministro de Economía, que sólo tiene una disyuntiva: o aceptar esos manejos subterráneos, o elevar todos los días una protesta a Rodríguez Zapatero. Institucionalmente, si tocada estaba la CNMV, más tocada está ahora. Por las peticiones de cese que hizo Conthe (la directora general del Tesoro y el subgobernador del Banco de España, más el mentado Arenillas y sus intereses privados), esa comisión está más minada por el Gobierno que un queso de agujeros. Y sólo hay una cosa que todavía no puedo interpretar: está claro que Conthe coincide mucho con el PP. «El PP le hará un hueco», confesó ayer el candidato Miguel Sebastián. Lo que ignoro es: si este Conthe actuó así para beneficiar al partido de Rajoy, o el partido de Rajoy se quiere beneficiar de otra crisis servida desde el poder.