El sopor de la política

| ERNESTO S. POMBO |

OPINIÓN

11 may 2007 . Actualizado a las 07:00 h.

AHORA que estábamos todos tan entusiasmados con el inicio de la campaña electoral, con las promesas que nos van a hacer y que nunca van a cumplir y con los insultos que se van a dedicar, van y nos chafan el júbilo. Acaban de decirnos que a tres de cada cuatro españoles la información política -por lo tanto, la política misma- les interesa tanto como la reproducción de las medusas. Es decir, no les fascina lo más mínimo. Y con estas cifras, allá se van nuestras creencias de que la política es el eje sobre el que gira la sociedad. Pero no. No debe de ser así, a juzgar por lo dicho. La información política le interesa sólo a unos cuantos, que, además, deben de ser los mismos que viven de ella. Esos a los que les da la oportunidad de ser alguien conocido porque su cara aparece en los periódicos y en la tele, y hasta tienen la posibilidad de convertir a su mamá, a su tío Benito o a su primo Alberto en empresarios de éxito. La información política, según parece, no sirve más que para eso. Para satisfacer los deseos de unos pocos, porque al resto le da sopor. No da modorra en cambio otro tipo de cuestiones que sí tienen a esa mayoría atrapada y embelesada. Y que es lo que realmente le interesa al 75% restante de nuestros convecinos. Saber cómo va lo de la tonadillera con el ex alcalde chorizo, cuándo se dieron el último revolcón y si es cierto que sus lágrimas son sinceras. Saber si ya se ha llegado a un acuerdo en el reparto de la herencia de la otra tonadillera. Ver cómo van los amoríos de la hija del domador y de la domadora-vedete, y qué tal le funciona a Victoria el último regalo que le hizo Beckham. Lo malo va a ser cuando esa gran mayoría, que no quiere saber nada de política, que se duerme con la información política, tenga que elegir a los que le arreglen lo de la educación, la sanidad, la seguridad, el transporte, el salario, las pensiones; en fin, a los que le recompongan la existencia. Entonces vendrá el problema, porque no vaya a ser que piensen que eso también es cosa de Maite Zaldívar y Belén Esteban.