ETA PUEDE volver a matar. Tiene razón Josu Jon Imaz. Lo sabe de buena tinta. Se deduce cuando la izquierda aberzale proclama que tras la ilegalización de sus siglas se ha producido un no al proceso. ETA y su mundo siempre hizo públicas las reuniones con dirigentes políticos. Así, Gara está informando de cómo hubo reuniones a partir de 1999. De cómo los socialistas firmaban con el Partido Popular el pacto antiterrorista y se reunían con Batasuna. De cómo no importaba que la situación de la violencia fuera dura, pues el proceso había comenzado. De cómo dirigentes duros con Batasuna y cercanos a las tesis de Mayor Oreja, como Nicolás Redondo, estuvieron en esas reuniones. Resulta que Arzalluz tenía razón cuando nos hablaba en Ajuria Enea de «palo y zanahoria» o de la necesidad de mantener conversaciones con ETA aunque sólo fuera a modo de «cháchara». Los conceptos usados en el problema vasco no siempre los acuña Batasuna. En Ajuria Enea, con Oreja en la mesa, aceptamos la existencia de un contencioso Euskadi-Estado y admitimos que enfrente estaba el movimiento de liberación nacional vasco. Si alguien no me cree, le remito a la hemeroteca de la década de los noventa de reuniones de la Mesa de Ajuria Enea en las que yo estaba. Ahora sabemos que en las 25 reuniones recientes, que logran el alto el fuego de ETA, se acepta la existencia de un conflicto político, y se diseña la hoja de ruta. Incluso es el socialista Eguiguren y no el nacionalismo quien diseña la mesa para el dialogo multipartito. El triunfo del PSOE tras el 11-M le da alas y saca de la clandestinidad las conversaciones. Los posibilistas de Batasuna juegan fuerte en Anoeta y hacen pública una solución sin ETA. Política sin militares. PNV y PSOE aceptan las reglas de este juego. Ahora, Gara publica la hoja de ruta. Pero todo se ha ido al traste. Por lo que suponemos que ETA recuperará su protagonismo. Puede que antes de que finalice la campaña electoral, pues lleva tiempo preparando información y comandos. A los que nos hemos jugado la vida y seguimos estando en las listas de los comandos de ETA nos duele que se utilice el terrorismo como arma electoral, que se acuse al negociador de serlo cuando todos lo hemos sido en alguna ocasión. Y nos duele que algunos se olviden de la situación en la que hemos vivido algunas personas por defender la dignidad ciudadana y los credos constitucionalistas.