Indultos

Mariluz Ferreiro A MI BOLA

OPINIÓN

14 mar 2012 . Actualizado a las 07:00 h.

Marzo al sol. Una contradicción como otra cualquiera. Se seca la tierra. Pero florecen los indultos. Llueven los perdones. Ya es primavera para muchos. Esta vez tocaba Gobierno del PP. Diferentes manos, pero las cartas parecen ser siempre las mismas. Un ex alto cargo de la Generalitat de la época de Jordi Pujol y un empresario se benefician de esta gracia ejecutiva. En la anterior etapa socialista, Alfredo Sáenz, alto cargo del Banco Santander, fue uno de los afortunados. Todo legal. Sin ninguna duda. Aunque quizás todo tremendamente alejado de aquello que se considera justo (de la justicia mayor, aquella cuyo nombre comienza con una modesta letra minúscula y que se entiende sin leyes). Porque los desmanes cometidos por ciertos políticos y determinados banqueros en los últimos años han generado una tremenda sed. Y no se trata de primitiva y simple sed de venganza, de un sentimiento tribal. Es otra cosa. Simplemente no estaría mal, aunque solo sea de vez en cuando, que en las altas cumbres algunos soportaran el azote merecido del frío, de la tempestad que sembraron con sus propios vientos. Crimen y castigo (ecuación tan dura para algunos y tan flexible para otros). Así de simple. Más que nada, para evitar que se continúen dando paradojas de proporciones bíblicas que embarran la confianza en el sistema. Aunque viene ya de viejo. Cuentan que en su día indultaron a Barrabás y crucificaron a Jesús. Dicen que unos clamaban y otros se lavaban las manos. Ha llovido mucho desde entonces. Pero, en miles de cuestiones, no hay nada nuevo bajo el sol. Aunque sea bajo el sol de marzo.