Aunque sea a la retaguardia de la manifestación, CiU ha decidido mover ficha a favor de un Estado independiente, forzando a toda la clase política y a sus intelectuales de cabecera a una reformulación integral de la idea de España. Aunque sea por motivos no confesados, que pueden constituir el verdadero fundamento de su decisión, la dimisión de Esperanza Aguirre acaba de cambiar la geometría política e ideológica del PP, como si quisiese poner fin al Gobierno del titubeo y la indefinición y forzar la aplicación firme y razonable de las recetas liberales. Aunque solo sea por enredar en la página web de su real casa, como si fuese un niño con zapatos nuevos, el rey se ha adelantado al Gobierno en la toma de posiciones sobre la cuestión catalana, y, a pesar de hacerlo con una carta tópica, inoportuna y de escasa altura política y literaria, nos está obligando a preguntarnos cuál es el papel del rey en el siglo XXI, y si el rey puede irrumpir libremente en el debate democrático.
Aunque solo sea por casualidad, al Tribunal Constitucional se le acumulan sobre la mesa algunos de los casos más delicados de su renqueante trayectoria política y de su escuálida trayectoria jurídica, como si todo se estuviese conjurando para sacarlo del limbo en el que vive y para generar un poco de rigor y seriedad en el continuado proceso de interpretaciones y relecturas que padece nuestra ley fundamental. Aunque solo sea porque estaba aburrido y buscaba entretenerse, Mario Conde acaba de perfilar una candidatura a la presidencia de la Xunta que ha contribuido a abrir las elecciones gallegas, y que muy pronto debe desvelarnos si la estructura de partidos está advertida de cambios profundos y poco deseables, o si solo padece febrículas pasajeras. Y aunque solo sea porque eran viejos y se cuidaban poco, este año se nos han muerto Fraga, Peces Barba y Carrillo, como si quisiesen mandarnos el mensaje de que la transición ya es agua pasada, y que los molinos del futuro ya no se pueden mover con nostalgias hipertrofiadas.
Cada cosa por sí misma, y fuera de contexto, ni dice mucho ni es muy importante. Pero puestas todas juntas, en medio de la crisis social y económica y del desnorte que sufre el Gobierno, parecen indicar que algo se está moviendo, y que el principio del gobierno pasivo que Antonio Rosón puso de moda en la política gallega, y que Rajoy trasladó literalmente a la política de Estado -«estar aí, velas vir e deixalas pasar»- puede tener los días contados. La sensación de inmovilismo que denuncian a diario las autoridades europeas empieza a aflojar peligrosamente las cuadernas del navío español. Y Rajoy tiene que poner fin a la sensación de tancredismo que está transmitiendo a toda la sociedad. Gracia que esperamos alcanzar de V.?E., don Mariano, cuya vida guarde Dios por muchos años.