Las autonómicas del 21-O son la prueba fehaciente de que unos comicios tienen alguna utilidad más que la de elegir al partido al que se le confiere la responsabilidad de formar Gobierno. En el caso gallego, también han servido para seleccionar el tipo de oposición que la ciudadanía desea ver reflejada en el Parlamento. Solo así se puede entender el asombroso ascenso de Xosé Manuel Beiras, que a sus 76 años regresa como diputado al pazo de O Hórreo, con el compromiso de de plantarle cara a Feijoo. Cierto que el #HaiQueParalos lanzado de forma irreverente contra el PP sirvió en realidad para gastarle las pilas al actual modelo de oposición, con la que Feijoo siempre vivió muy cómodo. Beiras siempre rehuyó la idea de volver para gobernar. Los ciudadanos así lo entendieron y le confiaron a él la capacidad de atar en corto al nuevo Feijoo.