La lectura que el PSOE y el BNG hagan del resultado electoral del pasado domingo va a ser determinante para el futuro inmediato de ambas formaciones en Galicia, ahora que les salieron competidores capaces de conectar mejor con el electorado urbano. El Bloque, que siempre jugó a enroscarse en sí mismo con cada sangrado de votos, admitió esta vez que los datos son malos, aunque actúa como el barco a la deriva que culpa de su falta de rumbo al oficial que se quedó en tierra, en este caso Beiras. En el PSdeG no está claro quién es el responsable oficial de la cosa, si bien la ejecutiva cerró ayer filas con Pachi Vázquez al nublarse con los destellos de su campaña. El 21-O cayó como un plomo sobre las dos referencias de la oposición y si siguen reaccionando así, acabaran ahogándose.