Beatriz Talegón

Alfredo Vara
Alfredo Vara EL PUENTE

OPINIÓN

19 feb 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

Subió a los cielos y bajó a los infiernos casi en la misma semana. Unos la convirtieron en fulgurante estrella con tanta rapidez como otros quisieron estrellarla a base de medias verdades.

Beatriz Talegón era una perfecta desconocida para la gran mayoría hasta su reprimenda en Cascais a la cúpula de la Internacional Socialista, de cuyas juventudes es secretaria general.

Se destacó sobre todo su crítica a una izquierda que se reúne en un hotel de cinco estrellas y llega en coches de lujo. Pero también los hizo responsables, por acción u omisión, de buena parte de lo que está pasando y de usar a los jóvenes solo como adorno.

A partir de ese momento, recorrió platós de televisión, concedió entrevistas y protagonizó columnas periodísticas, al tiempo que aparecían cartas de antiguos compañeros tildándola de trepa que logró con enchufes cargos con altos sueldos. Como réplica exhibió un currículo muy respetable para una joven que cumplirá 30 años en mayo.

Cayó abruptamente de la nube el sábado, cuando tuvo que abandonar escoltada por la policía una manifestación contra los desahucios entre los abucheos e insultos de un grupo.

Tenía derecho a expresar sus ideas, pero se lo impidió la intolerancia agazapada bajo el creciente cabreo social. Como lo tenía a decir lo que dijo en Cascais. El gran eco de su discurso refleja la urgente necesidad de regeneración y nuevos referentes que tiene una izquierda acomodada y alejada de sus raíces. Beatriz despunta como uno de ellos. A ver si les dan oportunidad, a ella y a otros como ella, de consolidarse y contribuir a renovar un ambiente hoy interesadamente cansino y ramplón.