Vísperas

Ramón Pernas
Ramón Pernas NORDÉS

OPINIÓN

24 ago 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

Barriga Verde, un icono del imaginario popular gallego, titiritero y empresario de una barraca de espectáculos «cultos y morales», que era una fórmula que encubría un repertorio de variedades, concluía sus funciones con un «morreu o demo, acabóuse a peseta».

Estoy a punto de agotar el euro de mis vacaciones de agosto, se acaba la peseta del mes que huye como un bandido, entramos en el tiempo de descuento de unas semanas que se fueron agavillando con mas prisa de la deseable. Se escapa agosto por la boca de la ría. La mar tejió un viento de fuerza ocho que hace que la nave agosteña navegue rauda hacia el océano de septiembre, tras doblar el cabo de la virgen del quince.

Yo vuelvo a las vísperas, a contar las horas para que llegara agosto, ideando noches paseadas, lunas que se colaban en el gintonic, y un concierto en la plaza evocando la memoria de cuando el tiempo se detenía en la miradas.

Eran las autenticas vísperas, las primigenias, el deseo, el aguardar lo anunciado, el presentir que lo por llegar, que el porvenir era, sería, tal como lo habíamos soñado.

La víspera de la mayoría de edad, de la titulación universitaria, de la boda con la mujer que amas, del primer hogar, de aquel viaje a un destino acariciado, las vísperas de cuando llegaron a tu casa los hijos, del primer hijo, el día antes de iniciar tu vida laboral, cuando te entregaron el ejemplar de tu novela editada y te hizo recordar un adolescente beso furtivo que conmocionó el recién estrenado edificio del hombre que ibas a ser.

Y el verano en tu pueblo pese a las mezquindades que destierra la grandeza de un afecto antiguo y compartido.

Hoy son vísperas de partir, de dejar atrás atardeceres y amigos, de que tu referencia de pueblo se disuelva en una forma de leer Galicia que nubla las sílabas y los párrafos cuando consultas el libro de la vida, el libro de tu vida.

Y es entonces cuando recuerdas el poema de Wordsworth, y el fotograma, la película de Natalie Wood, que casi olvidabas y escribes que «aunque nada pueda devolvernos las horas de esplendor en la hierba y de alegría en las flores, no debemos afligirnos pues siempre la belleza sobrevive en el recuerdo?»

Y esa verdad te redime, te tranquiliza, se queda prendida en tu paisaje de hombre que se perdió en el laberinto de una adolescencia dilatada.

Decididamente Barriga Verde y yo somos unas sentimentales. Son las vísperas de que se acabe aquella peseta, talismán de una lejana juventud cuando siempre era el día de antes, el tiempo previo a una profunda incertidumbre.