Desde la esfera oficial, el eje de las acciones frente a la inseguridad vial son campañas divulgativas en torno a las que se consideran causas básicas de los accidentes: velocidades inadecuadas y distracciones en la conducción de vehículos; uso del automóvil y consumo de alcohol y el hecho de no utilizar el cinturón de seguridad. ¿Es esto suficiente? El Código de la Circulación dice que la vigilancia del tráfico como medio de mantener la disciplina en el uso de las vías públicas corresponde «a las fuerzas destinadas especialmente al efecto». Y cuando se trata de «la regulación del tráfico dentro de los cascos urbanos» se dice de «la necesidad imperiosa de disciplinar a los usuarios», como función primaria de los «agentes de la autoridad».
Todo parece apuntar hacia una acción que hace necesaria la presencia física de agentes en calles y carreteras, más allá de campañas.