Cameron Diaz y Colin Firth protagonizan una peliculita que no tiene mayor trascendencia. No me acuerdo ni del título. Pero hay un momento en la cinta que merece ser recordado. Colin Firth hace de un experto en arte que pretende timar a su jefe, un multimillonario excéntrico y canalla. Firth representa a un hombre desastre al que le sale todo mal, o casi mal. Y Cameron Diaz hace de belleza texana ya de vuelta de todo, que colabora con Firth en la trama para colarle al coleccionista multimillonario un cuadro falso. Fácil de ver, fácil de olvidar, menos esa conversación que tienen en un banco de un parque un hecho polvo Colin con una didáctica Cameron. Ella le explica que la naturalidad con la que se enfrenta a la vida bebe de que jamás ha pretendido ser lo que no es. Va por la vida sin más máscaras ni imposturas. Ella es una hortera texana y está feliz. Al tiempo le aconseja a Firth que deje de intentar ser un delincuente. Le viene a decir que él es un buen hombre y que no puede pretender ser lo que jamás será. «Deja de ser algo que no eres». La frase es una verdad como un templo. Miren a su alrededor y piensen cuánta gente sufre por pretender alcanzar lo que no tiene nada que ver con su naturaleza. Los buitres no pueden ser palomas. Pero es que jamás una paloma podrá ser un buitre.