Un grupo de socialistas gallegos, alguno de los cuales estaba sin destetar cuando Paco Vázquez ya era secretario general del PSdeG, critican enérgicamente la asistencia del que fue alcalde de La Coruña, y embajador cerca de la Santa Sede, a una conferencia de Albert Rivera para presentar su Movimiento Ciudadano. Solo faltaría que un hombre de la talla intelectual y amplitud de miras de Vázquez dejara de acudir a una charla de quien le dé la gana porque a los pipiolos de su partido les vaya a subir la tensión. Muchos recordamos las asistencias del inolvidable alcalde coruñés a los mítines de Suárez o Carrillo, entre tantos otros, y ningún compañero del PSOE de entonces se escandalizaba porque había otra formación cultural en la clase política. Pero en la actualidad las cosas han cambiado. Hay exceso de politiquillos de nuevo cuño que a lo único que aspiran es a medrar en sus respectivos partidos, sin apenas discernir si el Quijote lo escribió Cervantes o Vargas Llosa. Y esos, precisamente esos, son los que se atreven a cuestionar si Paco Vázquez tenía o no tenía que haber asistido a tal o a cual acto. Increíble a la par que patético. Es como si un nieto pretende enseñarle a freír huevos a su abuela. En este caso, más que nunca, la ignorancia es muy atrevida.