Si leen tres días seguidos los periódicos, se darán cuenta de que hay que tomar una decisión inmediata. Poner orden en nuestro sistema judicial. El desastre al que estamos asistiendo nos va a llevar directamente a la hecatombe como no hagamos algo.
Veamos. La jueza Alaya acosa innecesariamente a PSOE y UGT y le tiene ojeriza a la humilde e indefensa Magdalena Álvarez. De Lara persigue a socialistas y populares. Su compañera de Compostela destrozó el Ayuntamiento porque es nacionalista. Elpidio Silva no puede ver a Blesa y Ruz quiere hacer carrera a cuenta de los sobresueldos del PP. Además, la abogada del Estado acusa al juez del Alvia de hacer una inquisición general, mientras un vivales político coruñés no se corta en hablar de que la voluntad popular puede quedar secuestrada con estas decisiones. Por no hablar de la conspiración del juez Castro contra Cristina de Borbón.
Así que la necesidad de poner orden se antoja urgente. Nuestros señoritos no pueden seguir bajo la presión de la Justicia. La Justicia está bien para usted, para mí, que somos unos pinganillos, y para el que anda con una pica de hachís en el bolsillo. No para quienes no miran más que por nuestro bien.
Estos se han creído aquello que decía Platón de que la justicia no es otra cosa que la conveniencia del más fuerte. Claro que Platón también dijo que los sabios hablan porque tienen algo que decir y los tontos porque quieren decir algo. Que es lo que les pasa.