El tráfico puede ser observado desde perspectivas diferentes. De ordinario, detrás de los desequilibrios y las derivas de la circulación de vehículos, se buscan las causas inmediatas del accidente y su reiteración en el tiempo. Es por lo que se programan desde los órganos de gestión unas y otras acciones, con la finalidad de incidir directamente en aquellos factores que se consideran como desencadenantes de conflictos: velocidades inadecuadas, alcohol, sustancias tóxicas, distracciones, etc. Así, los planes para conseguir más seguridad vial se suceden ininterrumpidamente, con mayor o menor fortuna. En otras ocasiones queda el recurso de modificar el estatus legal vigente. ¿Y por qué el éxito en el tráfico está tan lejos? Hace ya un cuarto de siglo Ricardo Gullón escribía: «La enfermedad más grave de la sociedad contemporánea consiste en la progresiva pérdida de los valores morales». ¿Algo ha cambiado para mejorar?