Cuando a un ministro se le mete entre ceja y ceja hacer trizas de un día para otro lo que a sus predecesores les costó tanto lograr, le resulta fácil. Para muestra, el desmantelamiento por parte de Ruiz-Gallardón del mapa judicial español.
El PSdeG pide en el Parlamento la retirada de la reforma de la Ley Orgánica del Poder Judicial, porque significaría la desaparición de 41 de los 45 partidos judiciales gallegos, mientras que el presidente de la Xunta se enroca en su defensa de mantener tan solo los siete pertenecientes a las grandes ciudades. La disciplina de partido es lo que tiene, ya que ninguna duda me asola respecto a que Feijoo es plenamente consciente del terrible daño que se le va a provocar al resto de poblaciones.
Los gallegos echamos de menos una defensa numantina al respecto por parte de nuestro presidente. No nos sirve que se conforme con las cuatro capitales, más Santiago, Ferrol y Vigo. ¿Qué pasará, por ejemplo, con Betanzos, Viveiro, Ribadavia, y Vilagarcía? Supondría un quebranto económico muy importante para esas poblaciones, y una indefensión para sus habitantes, que en muchos casos no podrían costearse los gastos que suponen desplazarse a pleitear a la capital.
Una nueva muestra de la Justicia para ricos y pobres que se está implantando en España.