La calle

Gonzalo Ocampo
Gonzalo Ocampo EL RETROVISOR

OPINIÓN

12 jul 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

A la vista de las calles de este tiempo, quedará para algunos el recuerdo de la calle de un tiempo no demasiado lejano, como lugar de paso, sí, pero también como lugar de encuentro, de conversaciones, e incluso de juegos infantiles. Es evidente que la llegada del automóvil, así, masivamente, ha deshumanizado la calle.

No faltaron avisadores de lo que venía. Ya en la década segunda del siglo pasado, nada menos que Le Corbusier, con referencia a París: «Se deja erigir sobre la vieja villa una nueva ciudad que matará la vida, por cuanto crea verdaderos nudos de congestión sin modificar la calle [?] Este cáncer ahogará la ciudad».

¿Y ahora? Pues eso, las políticas municipales explican que es necesario calmar el tráfico, racionalizarlo, crear la sostenibilidad urbana.

No faltan expertos urbanistas para los que la desfiguración de la calle no se ha evitado aún, después de establecer un sistema de transportes que ha terminado «no por ser mejor, sino más grande y despilfarrador» (Sanz Alduán).

¿Su plan? Recuperar la calle, devolviéndola a los peatones y ciclistas, hasta que el hombre domine el espacio que habita.