La piedra Pómez

Luis Ferrer i Balsebre
Luis Ferrer i Balsebre EL TONEL DE DIÓGENES

OPINIÓN

27 jul 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

Resulta que la Pumita es una roca volcánica muy porosa y de tan baja densidad que hace que flote en el agua. Se forma cuando la lava sale proyectada y sufre una gran descompresión, desgasificándose y quedando como una piedra con muchas celdillas separadas por delgadas capas de vidrio volcánico. Resulta que la Pumita es la piedra Pómez. La piedra Pómez siempre me pareció fascinante, que yo sepa, es la única piedra que tiene apellido y además, un apellido muy nuestro, muy presentable: «Aquí una piedra Pómez... de los Pómez de Tenerife».

En mi infancia siempre hubo una Pómez en el baño pero ahora han debido ir a menos porque ya no las veo en ningún aseo. Sus magnificas propiedades abrasivas le conceden una eficacia insuperable para eliminar durezas y callosidades de los pies, pero se ve que con los Pómez ha ocurrido como con tantos otros abolengos a los que el signo de los tiempos han condenado a la decadencia y el olvido. Resulta que fui a una botica a preguntar si seguían existiendo y sí, pero no eran las Pómez que yo conocí; me enseñaron una versión irreconocible, una pieza de colorines del tamaño de una cajetilla y envasadas en estuches de plástico chino. Nada que ver con una autentica Pómez canalla, de formas voluptuosas e irregulares de colores volcánicos parduzcos y areniscos. Las Pómez que yo conocí eran todas distintas y rebeldes como los vástagos de una familia numerosa.

Llevado por la nostalgia le pregunte a una amiga esteticien si sabia algo de las Pómez y me miró con el mismo asombro que si hubiera pedido una casete en el Fnac.

El caso es que me dio un seminario acerca de lo poco atractivas que resultaban las Pómez actualmente, de lo poco competitivas que eran frente a las limas de ultima generación, los cientos de cremas exfoliantes, los pececitos que te comen los pies y demás modernidades. La piedra Pómez solo la usamos para los trabajos mas sucios -dijo- y aun las admire más. Busqué por Internet donde comprar una Pómez autentica y ahora la tengo en el baño, observándome con la mirada agradecida de una cortesana rescatada del lupanar, dispuesta a todo, con ese gesto de agradecimiento con que saludan los artistas demodés cuando sienten de nuevo el reconocimiento de su publico.

A las Pómez las hundió el comercio efímero como a tantas otras gentes clásicas y valiosas cuya eficacia solo ha sido superada por el márketing embaucador que nos hace hacer tata y nana.

Ponga una Pómez en su vida y sabrá lo que la sangre solidificada de un volcán es capaz de hacer por usted.