David Cameron se tiraba ayer de los pelos en Downing Street. El desfile de bombines y bandas naranjas, al son de tambores y flautas, por el centro de la capital de Escocia es lo que menos necesita en el último fin de semana de campaña antes del referendo del día 18.
Los unionistas de Better Together (Mejor Juntos) se desligaron de la marcha de miles de miembros de la Orden de Orange, una confraternidad de radicales protestantes que desataron el terror durante la guerra sucia en el Úlster atacando a diestro y siniestro solo por ser católicos.
Bajo el lema «El orgullo de ser británico», los «orange» quisieron dejar clara ayer su posición de cara al referendo independentista. Su defensa de la unión amenaza con tener el efecto contrario. Calentar aún más el tenso ambiente que se respira estos días no favorece a los que suplican a los escoceses que sigan bajo la bandera de la Union Jack. Las encuestas arrojan un resultado muy ajustado y nadie se atreve a dar un pronóstico claro sobre lo que ocurrirá en las urnas el próximo jueves.