Si no lo han visto en En portada vayan a la web de TVE. Se quedarán perplejos, conmovidos, con el nudo en la garganta. Se trata de El alma de Berik, un documental que cuenta la historia de Berik Syzdikov, un hombre de 35 años con el rostro deformado por bultos cancerígenos. Son las consecuencias de las pruebas nucleares que la Unión Soviética hizo en Kazajistán en plena guerra fría. La pieza deriva de un documental anterior, Hijos de la guerra atómica, que relataba las macabras consecuencias de aquellos ensayos. Allí el periodista Jose Antonio Guardiola, que obtuvo un premio por el primer documental de 5.000 euros, conoció a Berik. Y destinó todo ese dinero a una misión: operarlo en España. El cirujano Christian Weigand de la Clínica Ruber se ofreció gratuitamente y un segundo periodista, Carlos Franganillo, donó parte de otro premio. Entre todos lograron que Berik pudiera cumplir un sueño: mejorar la cara lo suficiente como para usar gafas de sol y evitar que los niños lo humillasen por la calle. El relato de toda la peripecia es sencillamente excepcional. Destila humanidad, exquisitez en la narración y una honestidad brutal. Tras su emisión, en Twitter la palabra más repetida era «impresionante». Muchos reconocían haber llorado. Casi todos recordaron que la tele, además de entretener, sirve para esto. Grandeza.