Billar espacial

Jorge Mira Pérez
Jorge Mira EL MIRADOR DE LA CIENCIA

OPINIÓN

23 nov 2014 . Actualizado a las 05:00 h.

El famoso cometa 67P viene hacia nosotros a unos 55.000 km/h, así que no se pudo mandar la sonda Rosetta de frente (se hubiese estrellado contra él o pasado de largo). Hubo que jugar al billar con ella, haciéndola rebotar con objetos del sistema solar (por ejemplo, con Marte) hasta conseguir que, tras el último rebote, se le acercase por detrás con una diferencia de velocidades de tan solo 3 km/h. El «rebote» en realidad consiste en hacer que la sonda sea atraída por la gravedad de un planeta, pero con una trayectoria lo suficientemente apartada para solo desviarla, sin caer en él. Lo curioso es que ese proceso también permite variar su velocidad. En principio uno no lo entiende: la sonda, al ser atraída, se acelera (como una piedra que cae al suelo) y, al alejarse, pierde lo que había ganado (como una piedra que lanzamos hacia arriba). Uno piensa que es lo comido por lo servido. ¿Dónde está la clave? En que el planeta también lleva una velocidad. Para entenderlo, piense en el siguiente ejemplo: si le lanza un balón (sonda) a 20 km/h a un camión (planeta) que viene en sentido contrario a 80 km/h, el balón le volverá rebotado del parabrisas a 180 km/h. ¿Sorprendido? Razónelo así: el camionero verá que el balón se le acerca a 100 km/h pero, tras rebotar, lo verá salir en sentido contrario a 100 km/h. Pero ojo, el camionero a su vez ya iba a 80 km/h, y hay que sumarlos también.