Construyendo un número uno

Beatriz Pallas ENCADENADOS

OPINIÓN

07 ene 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Igual que los concursos gastronómicos metieron a los espectadores en los fogones, Hit. La canción quiere conducirlos ahora a los talleres donde se cocina un éxito musical. Construir un número uno es el fruto de una serie de combinaciones aleatorias y reacciones químicas que no siempre son posibles de anticipar, como impredecibles son los secretos que dan a un programa una audiencia masiva. Es difícil que el nuevo concurso de TVE se convierta en un bombazo televisivo. Salvando los jueces famosos que actúan como gancho, el programa que conduce Jaime Cantizano refleja a la perfección la diferencia que existe entre un concurso de talentos abordado por una cadena privada y una pública. El espacio quiere ser La voz de Jesús Vázquez, pero sin canciones famosas y sin caer en las concesiones precisas para hacer subir el share. Sugiere la parte melodramática del sufrimiento de las familias, pero sin hurgar como haría una cadena comercial. También intenta imitar sus exitosas audiciones a ciegas con un proceso de selección dentro de unas cabinas que permanecen ocultas para el público del plató, pero que dejan al espectador de casa sin el suspense que lo pega a la pantalla. Como apoyo a la cara oculta del sector musical el programa cumple su misión; como concurso de talentos resulta descafeinado por mucha tensión dramática que intente ponerle el presentador.