¿Y si Podemos se llamara Coizra, como Syriza?

Gonzalo Bareño Canosa
Gonzalo Bareño A CONTRACORRIENTE

OPINIÓN

27 ene 2015 . Actualizado a las 03:00 h.

Para analizar las elecciones griegas, el tópico es insistir en que España no es Grecia. Muy bien. Dicho queda, aunque algo sospechábamos los que visitamos asiduamente ese país al ver los extraños caracteres de su alfabeto. Pero si del resultado griego se quieren sacar conclusiones sobre lo que ocurre aquí, el asunto no es que España no sea Grecia, sino que Syriza no es Podemos. Entre otras cosas, porque Tsipras ha ganado las elecciones sin ocultar su ideología y sin tratar de dar a nadie gato por liebre. Para quien no lo sepa, Syriza es la abreviatura de Synaspismós Rizospastikís Aristerás, que no significa otra cosa que Coalición de Izquierda Radical. Con ese nombre, ninguno de sus votantes puede tener la más mínima duda de qué es lo que ha apoyado. Vengan de donde vengan sus votantes, Tsipras tiene por tanto toda la legitimidad para aplicar ahora un programa de izquierda radical que vaya mucho más allá de renegociar la deuda, si es que considera que tal cosa es lo que conviene a su país, sin que nadie pueda pedirle cuentas. Al revés, la decepción llegará probablemente cuando Tsipras llegue a un acuerdo con la Troika que, sea el que sea, y a pesar de que no ha ocultado su deseo de pactar, muchos considerarán una traición.

Pero en España, resulta que las palabras radical e izquierda cotizan electoralmente a la baja, según los sondeos. Y, ante esa realidad, la solución de Pablo Iglesias no es tratar de convencer a los españoles, como ha hecho Tsipras con los griegos, de que las soluciones de izquierda radical son las que van a sacar al país de la crisis. Al revés, nos asegura Iglesias que su partido no es «ni de izquierdas ni de derechas». Ese planteamiento tramposo y populista sobre el crepúsculo de las ideologías, que solo pretende agrandar la puerta de entrada al club para captar incautos, ya nos lo vendieron en España hace tiempo Gonzalo Fernández de la Mora, José Antonio Primo de Rivera y hasta el mismo Franco. Y estos ya sabemos que de izquierda no eran, pero de centro, tampoco.

Equivocado o no, comparar el discurso de izquierda sin doblez con el que Tsipras se ha enfrentado a la situación catastrófica que atraviesa su país con el trilerismo político de quienes para captar votos reniegan del comunismo y el chavismo al que hasta hace poco asesoraban con todo el derecho del mundo, es hacer un flaco favor a Tsipras. Syriza es un partido con un planteamiento claro que existe desde el año 2004, que se ha presentado ya seis veces a unas elecciones legislativas, que ha ido creciendo en Grecia hasta liderar la oposición durante dos años y que finalmente alcanza el poder. Podemos nació hace apenas un año, nunca se ha medido en unas generales y su ascenso meteórico en los sondeos se debe en buena parte a su indefinición y a la decisión deliberada de sus líderes de borrar sus huellas ideológicas. Se declaran hermanos de Syriza, pero si en España se presentaran llamándose Coizra (Coalición de Izquierda Radical) no sacarían ni diez diputados. Y es que, efectivamente, España no es Grecia.