Las elecciones generales y la monarquía dual

OPINIÓN

08 jun 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

El concepto de monarquía dual se hizo normal y corriente gracias al Imperio austrohúngaro (1878-1919), que, en un intento de negar su inviabilidad esencial, creó reyes con dos coronas: una de emperador-rey para los austríacos, y otra de rey-emperador para los húngaros. Después vino la Gran Guerra y no quedó piedra sobre piedra. Pero conviene reconocer que, aunque todos afirmamos no entender aquel embrollo, las monarquías duales se inventaron en Esparta, y que a España le corresponde la gloria de haber fundado -con Carlos I de España y V de Alemania- la más espléndida de todos los tiempos, que no terminó en tragedia, sino en brillante episodio, gracias a la abdicación de Carlos y a que su hijo Felipe II restauró la autonomía de las dos ramas de los Habsburgo.

La razón por la que hoy les hablo de tan serodios recuerdos es que, intentando hacer una profecía sobre las inminentes elecciones generales, articulada sobre el análisis de los pactos que se están formando, llegué a la conclusión de que ese raído concepto de monarquía dual puede hacernos visualizar a la perfección el paraíso que nos espera.

Partiendo de que el PP va a ganar las elecciones -en el estricto y raquítico sentido de ser «el partido que obtiene más votos»-, debemos contemplar dos hipótesis: que el PP se mueva en el entorno de los 150 escaños o más, o que quede por debajo de los 140. Si se produce la primera hipótesis, que a día de hoy es poco probable, Mariano Rajoy deberá asumir un gobierno en minoría, que durante los dos primeros años será realmente angustioso, pero que a partir del ecuador de la legislatura empezará a afianzarse y fortalecerse frente a las taifas de la izquierda. Pero si el PP queda por debajo de los 140 escaños, cosa probable, el maltrecho y apurado PSOE de Pedro Sánchez podrá montar una alternativa pentapartita, con Podemos, ERC, las Mareas, lo que quede de IU, Bildu y el propio PSOE, y con la abstención estratégica y depredadora de C?s, PNV y lo que quede de CiU. Y en ese ambiente nacerá ese extraño régimen que asimilo a una monarquía dual. Porque el sistema funcionará sobre dos monarquías: una hereditaria y duradera, que encabeza Felipe VI, y otra efímera, de carácter ejecutivo, en la que el rey será Pedro Sánchez y el primer ministro -el virrey en terminología clásica-será Pablo Iglesias.

¿Qué por qué le llamo monarquía a este dúo dinámico? Muy sencillo. Porque en las monarquías parlamentarias el rey reina, pero no gobierna, que es el destino de Sánchez, mientras que el primer ministro tiene en sus manos el destino del país sin más requisito que mantener en su trono de papel a Pedro el Breve. Será un desastre, obviamente. Pero nadie podrá negar, como diría un tertuliano de Madrid, que es legítimo y muy legal. Porque un pueblo no deja de ser soberano por votar contra sí mismo.