Hablar del mundo

Carlos G. Reigosa
Carlos G. Reigosa QUERIDO MUNDO

OPINIÓN

08 jun 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Hablamos tanto de lo inmediato y de lo geográficamente más próximo que hemos empezado a perder de vista lo que ocurre en el mundo. Hay guerras y riesgos de más guerras por todas partes, pero no hay ninguna conciencia de que podamos acabar por cometer viejos errores. Olvidamos que, como advirtió el recién fallecido Günter Grass, «sin darnos cuenta, como si anduviésemos sonámbulos, podemos meternos en una guerra mundial». ¿Imposible? Ojalá. Pero no estamos haciendo nada para que los males no vayan a más. El conflicto con Rusia es real y tiene su explicación. China crece y se expande provocando a sus vecinos. África es un polvorín plagado de incendiarios. Oriente Próximo (o Medio, como dicen los anglosajones) acumula toda clase de tensiones y desastres. No en vano ahí están Israel, Siria, Palestina, Irak, Irán?.

No se trata de temer el conflicto sino de analizarlo e intentar prevenirlo. Muchas de las guerras consideradas inevitables eran evitables (la invasión de Irak, por ejemplo, perpetrada con pruebas amañadas e insuficientes por mandato de Bush II, o el desastre de Libia, fomentado por intereses europeos, sobre todo franceses). Lo que queda detrás, ¿qué es? Un conflicto que se enquista, se demora, se descontrola y al cabo se convierte en un fracaso de nefastas consecuencias que tiende a extenderse por su entorno.

En España estamos en plena pasión por hablar de nosotros mismos, de nuestras viejas y nuevas fuerzas políticas, de nuestras posibilidades de superar la crisis, etcétera. La política internacional no la vemos como un riesgo porque todos los conflictos parecen quedar lejos. Pero la verdad es que solo están lejos aquellos que no degeneran en grandes alineaciones internacionales. Las tensiones están ahí y la peor forma de afrontarlas es ignorarlas. Muchas de ellas nos conciernen directamente. Ucrania es un problema de la Unión Europea, en la que estamos, y por ello lo es también la Rusia de Putin. Y Libia -y África casi entera en realidad- y Oriente Próximo? La lista es global, porque así son las cosas ahora. Por eso es tan importante acotar y atajar los conflictos. Y para ello es preciso no ignorarlos y hablar de algo más que de nosotros mismos.