Un barómetro superado por las circunstancias

Jaime Miquel
Jaime Miquel LÍNEA ABIERTA

OPINIÓN

07 nov 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

¿Qué es lo que va a suceder? La respuesta a esta pregunta contiene más cálculo que opinión, se llama análisis prospectivo y es lo que venimos escribiendo en estas páginas desde las elecciones generales del año 2008, cuando el bipartidismo batió todas las plusmarcas: 21,6 millones de votos (6 de cada 10), el 84 % de los válidos y 323 de los 350 escaños. En aquellos tiempos, cuando se publicaban las tablas de resultados de los barómetros del CIS, los especialistas actualizábamos la situación electoral; los datos se movían poco en el espacio de tres meses. En la actualidad, el barómetro de octubre que acaba de publicar el CIS, realizado entre los días 1 y 12 del mes de octubre, se refiere a una situación superada por las circunstancias.

En las elecciones autonómicas de Cataluña pudimos visualizar la finalización del discurso político del Partido Popular, también del PSOE. Con toda nitidez el del PP mediante expresiones como «se terminó la broma» o metáforas como «un plato es un plato y una taza es una taza». Con más dificultad para visualizarlo, pero también muerto, el discurso político del PSOE, porque de una u otra forma Pedro Sánchez terminó en esa contienda en los conceptos nacionalidad y singularidad, esto es, en la España uninacional inmóvil.

Catalunya Sí Que Es Pot, el artefacto de diseño barcelonés de Podemos e ICV, en cremallera con EUiA para pillar más, fracasó rotundamente. Podemos estaba en tránsito hacia algún lugar, no estaban preparados, como dijo Carolina Bescansa, y Pablo Iglesias parecía cansado. Por aquellas fechas del barómetro de octubre del CIS, Podemos atravesaba serias dificultades y así lo recoge el estudio.

Sin embargo, la situación actual es diferente. Los nacionalistas catalanes manifestaron intención de declarar la independencia de forma unilateral, lo que situó el eje Cataluña-España por encima de todo. Rajoy aceptó el reto, pero no se montó la trifulca, porque por mucho que lo pretendan unos y otros, la gente sigue a sus cosas.

Ausente o desconocedor de esta reacción de la sociedad, Rajoy convocó a sus rivales electorales, que, obligados, debían reforzarlo como la auténtica garantía de la unidad de España. Rajoy se ametralló los pies, porque presentó en sociedad al joven Albert Rivera, muy bien visto por los votantes populares, y abrió la contienda a cuatro, dos viejos y dos nuevos. Arruinó la campaña del PSOE, flanqueado ahora por el PP y Ciudadanos, y esto devolvió a Podemos enfrente, su lugar natural. En la actualidad, el PSOE se encuentra en el mismo borde del abismo electoral al que llegó el Pasok, mientras que Podemos remonta en las encuestas con un perfil socialdemócrata moderado y como simple reemplazo del viejo Partido Socialista. Digamos que se les apareció la Virgen, pero con gafas.

Jaime Miquel es analista electoral.