Jornada de reflexión

Fernando Ónega
Fernando Ónega DESDE LA CORTE

OPINIÓN

19 dic 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Jornada de reflexión, vaya cursilada. Quien tuvo la brillante idea se imaginó a los mayores de 18 años en una especie de ejercicios espirituales, recluidos en una habitación en penumbra, ya que todos no cabemos en los conventos, y dejando una instrucción a los niños: «Peques, no molestéis, que estamos reflexionando». Y se habrá imaginado todos los hogares de España silenciosos, con los televisores apagados y los periódicos sin abrir para evitar toda contaminación. No es para menos: esta fecha está señalada en el calendario como la fecha en que se ordenan los criterios para decidir mañana el futuro de la nación, que es el de todos, y eso hay que pensarlo muy bien.

Por eso, este escribidor, que procede de esa vieja escuela y de esas antiguas ensoñaciones, os recomienda que seáis disciplinados y reflexionéis bien. No soy tan cruel como para pediros que leáis los programas de todos los partidos, porque ni los tenéis ni merecéis ese castigo. Tampoco os voy a reclamar el esfuerzo de recordar lo que os han dicho en la campaña, porque es imposible ordenar en la cabeza en 24 horas los cientos, quizá miles, de mensajes que nos lanzaron. Y mucho menos os voy a recomendar que de verdad os alejéis del mundanal ruido para encontrar la serenidad de espíritu que os lleve a una conclusión justa y acertada.

Dicho eso, la verdad es que las elecciones de mañana son para pensarlas dos veces. Entre los viejos, tan afanados por ganar porque en ello les va la vida; los nuevos, que quieren un sitio en el podio para abrirse futuro; los que apelan al relevo generacional por la soberana razón de que ya lo inició la Corona; los que piensan que hay que renovar el sistema para que no se pudra; los que defienden mantenerlo porque ha dado buen resultado; los que bendicen el bipartidismo por la estabilidad que dio, y los que condenan el bipartidismo por los vicios que engendró, estas urnas nos han metido en un lío mental de mil pares. No me extraña que hace solo cuatro días hubiese todavía un 31 por ciento de indecisos. Aquí solo están convencidos los dirigentes y los militantes de cada partido, y no tengo constancia de que lo estén todos.

Además, son unas elecciones tan raras que la gran pelea que hemos visto en las últimas jornadas no es por ganar -vaya regalo que le hacen, señor Rajoy-, sino por el segundo puesto. No es imaginación de este cronista: es lo que está en más titulares de periódicos. Podemos quiere adelantar al PSOE, el PSOE lucha por no quedar debajo de Podemos, Ciudadanos quiere más escaños que los otros dos, y en esas cábalas nos tienen. Así que este escribidor os dice: será una cursilada, pero reflexionad mucho y reflexionad bien, que mañana elegís al jefe de la oposición.