Informa un periódico del dramático suceso ocurrido en el transcurso de una cena de Navidad en la que compañeros de trabajo fomentaban la cohesión del equipo y daban fe del afecto que se profesaban. El caso es que el exceso de vino condujo a un desenlace violento. La cosa acabó, escribe el cronista, «como el rosario de la Aurora». Así escrito, ese rosario es como el de la Encarnita o el de doña María, una sarta de cuentas con la que auxiliarse para el rezo de la oración homónima. Pero por el relato de los hechos más parecía tratarse del rosario de la aurora, con minúsculas, aunque en otros tiempos era frecuente verlo escrito como Rosario de la Aurora, con unas mayúsculas reverenciales propias de personas pías de pobres criterios ortográficos.
El rosario de la aurora era una junta de personas que rezaban esa cadena de avemarías y padrenuestros en los momentos que preceden a la salida del sol, la aurora. Antaño eran muy populares y frecuentes en muchos lugares. Vicente Blasco Ibáñez los describe en La barraca (1898): «... las hilanderas, según costumbre tradicional, cantaban a coro con voz gangosa el Padre nuestro, el Ave María y el Gloria Patri, con la misma tonadilla del llamado Rosario de la Aurora, procesión que desfila por los senderos de la huerta los domingos al amanecer». Pero también los había más al norte. Una guía de Santiago de 1885 cuenta de una antiquísima cofradía que salía diariamente al rayar el día por las calles de Compostela cantando el rosario de la aurora.
El caso es que a aquellas horas era frecuente la presencia en la vía pública de juerguistas beodos que buscaban pendencia con los orantes, lo cual propiciaba un final violento y que se terminase acuñando el dicho «acabar como el rosario de la aurora», al que algunos, para más precisión, añadían tras una coma «a farolazos».
En Andalucía se utiliza también la variante «acabar como el rosario de Espera», en alusión a lo ocurrido en el pueblo gaditano de ese nombre. Son varias las versiones de este suceso. Un erudito local cuenta que un vecino que era miembro de dos hermandades rivales falleció en 1749. En tales ocasiones, cada hermandad acudía al sepelio del hermano. Y en este caso hubo disputa entre ambas, disputa que estalló tras el rosario de la aurora. Quizá desde entonces se aplica la frase «acabar como el rosario de la aurora» con el significado de «desbandarse descompuesta y tumultuariamente los asistentes a una reunión, por falta de acuerdo», según la definición académica.
Hay quien dice con el mismo significado que algo acaba como la comedia de Ubrique. Se hace referencia ahí a una representación en ese pueblo gaditano de Reinar después de morir. Según el Diccionario de refranes, adagios, proverbios, modismos, locuciones y frases proverbiales... (1922), de José María Sbarbi, el auditorio se indignó porque el rey mandó que matasen a doña Inés de Castro, por los amores de esta con el príncipe. Los espectadores, creyendo en su ofuscación que era cierto lo que estaba pasando en el escenario, se arrojaron a él para defender a la protagonista, para lo cual agredieron a los demás actores. La comedia de Ubrique acabó así como el rosario de la aurora.