Hay ovillos que ni siquiera mi astuta y tenaz gata Copito logra desenredar. Cuando una de estas madejas se le resiste, Copito la olvida y se tumba a dormitar en una raiola de sol. Pero el ser humano es más obstinado que los felinos, así que cuando un nudo gordiano se cierra en banda, o lo partimos en dos con la espada, por el atajo metafísico que Alejandro Magno aprendió de su maestro Aristóteles, o para desenmarañarlo acudimos a las metáforas y las parábolas, que son las formas que la literatura le presta al pensamiento para escudriñar el envés de las cosas.
Por eso, para intentar deshacer el laberinto de lana que nos ha dejado el 20D, Pinto & Chinto han montado aquí la carpa de su Circo Nacional, y algunos quieren adornar estas refriegas caseras con las escenas de Juego de tronos o House of Cards, que tienen la épica televisiva que no aciertan a alcanzar los guionistas de nuestra tosca realidad.
Otros preferimos ir al cine en busca del código que desencripte estos mensajes cifrados. Mariluz Ferreiro sitúa todo esto entre el humor inagotable de La vida de Brian y el surrealismo castizo de Amanece que no es poco, mientras que Xosé Luís Barreiro cree que el asunto oscila entre la alocada carrera ferroviaria de El maquinista de la General y el heroísmo trágico de El hombre que pudo reinar, y Jaime Miquel ya ve el viejo bipartidismo como la momia convirtiéndose en serrín al final de la película. A mí últimamente la política nacional me sonaba a Apocalypse Now, La invasión de los ultracuerpos o Atrapado en el tiempo. Pero ayer se encontraron, al fin, Pedro Sánchez y Pablo Iglesias, después de muchas semanas dejándose recados a través de Twitter y de las ruedas de prensa. El líder de Podemos le pidió al socialista una alianza monógama, de las de toda la vida: no quiere compartirlo con Albert Rivera. El aspirante Sánchez, con tendencia innata a las relaciones abiertas y a la poligamia política, le replicó que no entiende el amor «exclusivo y excluyente» que le propone Iglesias, pero que está dispuesto a explorar el «territorio ignoto» junto a los morados:
-No me cierro a nada.
Y entonces lo vi claro. A lo que se parece esta negociación a cielo abierto entre el PSOE y Podemos es a una de esas obras de Orson Welles que los productores y sus lacayos se encargaban de reducir a escombros en la sala de montaje. Pero el talento es insumergible, así que incluso después de pasarle por encima con la apisonadora de la mediocridad, Mr. Arkadin es un filme glorioso en el que Welles deja escondida una pequeña fábula que relata con voz poderosa:
«Ahora voy a hablarte de un escorpión. Este escorpión quería pasar el río y le pidió a la rana que lo llevase.
-No -le dijo la rana-, no, gracias. Si te dejo que subas a mi espalda, puedes picarme y la picadura del escorpión es mortal.
-¡Vaya! -replicó el escorpión-. ¿Dónde está la lógica de tus palabras? -Los escorpiones siempre tratan de ser lógicos-. Si yo te pico, tú mueres y yo me ahogaré.
Al oír estas palabras la rana se quedó convencida y permitió que el escorpión se subiese encima de ella. Pero cuando estaban en medio del río, sintió un dolor terrible y se dio cuenta de que, pese a todo, el escorpión le había picado.
-¡Lógica! -gritó la rana moribunda cuando comenzó a hundirse, arrastrando al escorpión bajo las aguas-. ¡No hay lógica en esto!
-Lo sé -respondió el escorpión-, pero no he podido evitarlo, es mi carácter».
Cuando eso acabe por pasar y Pablo Iglesias le aseste a Pedro Sánchez su aguijonazo letal, habrá que alzar la copa, como Orson Welles en Mr. Arkadin, y hacer un brindis al sol o al caos (ya tanto da):
-¡Bebamos por el carácter!