A hora ya no se habla mucho de la baraca de los políticos. Baraca (antes escrito con k, baraka, por su origen árabe) es la buena estrella de los gobernantes, casi siempre atribuida a la protección divina. ¿Existe realmente? Digamos que no, pero que «haberla hayla». En los Gobiernos, como en la vida misma, hay tipos y tipas con suerte a los que todo les sale bien aunque sean unos zoquetes y hay tipos y tipas que no dan una a derechas. Les solemos llamar gafes, porque a ellos nunca les pasa nada, pero su entorno o sus dominios son un desastre: aunque estén magníficamente preparados y dispongan de magníficos equipos, todo les sale mal, les estalla la corrupción debajo de sus sillas o se les producen desastres naturales.
Creo que Rajoy tiene o ha tenido baraca. Cuando todas sus medidas y reformas no conseguían dar el resultado apetecido, empezaron a aparecer factores ajenos a la acción de su Gobierno que encarrilaron la situación. El Banco Central Europeo regó de dinero los bancos y los mercados. El petróleo comenzó a bajar hasta ponerse en niveles de hace más de diez años. La inseguridad creada por el terrorismo yihadista hizo que España se convirtiera en destino-refugio del turismo mundial? Todo lo contrario que en la etapa de Rodríguez Zapatero, que no solo no vio llegar la crisis, sino que tuvo la mala suerte de sufrir en su segundo mandato y hacernos sufrir a todos una cadena de sucesos externos que, juntos, nos llevaron a la ruina.
El propio presidente Rajoy, a pesar de no ser muy creyente en fenómenos que vayan más allá de la lógica y el sentido común, pero tiene sangre gallega, aceptó recientemente y precisamente al comentar estos caprichosos detalles, que la buena suerte es un importante factor para el éxito político. Ayer, al leer el inquietante análisis de Fernando Salgado, al ver cómo volvía a crecer la prima de riesgo, al anotar la falta de un diagnóstico creíble del hundimiento de las bolsas y al percibir esos miedos a una nueva recesión, me acordé de la baraca. ¿Y si abandonó a Rajoy y a su Gobierno? ¿Y si la jorobada baraca creyó las declaraciones de Pedro Sánchez y otros socialistas y entendió que se ha cerrado el ciclo Rajoy?
Iba a pedir perdón a los lectores, porque jamás habrán leído nada menos científico que esto, pero al llegar a este punto de la crónica me entero de que la Guardia Civil entró en la sede del Partido Popular en busca de un ordenador. ¡La Guardia Civil registra la sede del partido que gobierna en busca de pruebas de un delito! Y sigue pistas de financiación ilegal en ilustres pisos de Madrid. Ya no me disculpo ante los lectores: lo escrito es más científico de lo que parece. Apunten una nueva crisis: la crisis de la baraca.