Técnica del beso en cal viva

Enrique Clemente Navarro
Enrique Clemente LA MIRADA

OPINIÓN

07 mar 2016 . Actualizado a las 15:33 h.

Pablo Iglesias ha inventado una nueva fórmula de negociar: insultar al partido que pretende que sea su socio, llamar asesino a su máximo referente histórico y tratar al que dice que quiere que sea su presidente como un pelele. Toda una innovación en la ciencia política que, sin duda, se estudiará en las mejores universidades del mundo. Añádase a este sutil método del eminente politólogo, imponer a su interlocutor, antes de empezar a hablar, que le dé una vicepresidencia omnímoda, con absoluto control del CNI, RTVE, los jueces, los fiscales y todo lo que se menee, y varios sillones ministeriales tan sociales como Interior, por si faltaba algo por controlar. Eso sí, el generoso Iglesias tiende la mano una y otra vez a los socialistas, a los que ha humillado y despreciado previamente, y se compromete a dejarse la piel para formar un Gobierno de izquierda. Y finalmente, en una insuperable demostración de cursilería, ofrece el «acuerdo del beso» a Sánchez. Lo dicho, digna de estudio esta técnica, que podría llamarse del beso en cal viva. En todo caso, resulta extraño que quiera pactar con un partido tan siniestro, que no merece las siglas de socialista ni de obrero. Olvidadas quedan aquellas declaraciones en las que decía que «el juego de izquierda y derecha es de trileros» o «quien piense que un frente de izquierda va a la ser la solución se equivoca». Ahora Ciudadanos es el demonio de la oligarquía y del Ibex 35 y los independentistas catalanes unos compañeros de viaje majetes a los que debe concederse el referendo de autodeterminación, aunque ya hayan dicho que se van unilateralmente de España. Iglesias tiene licencia para atacar, pero que no se hable de Venezuela o de Irán, que eso es de fachas redomados. O de socialistas.