La mejor ley de la historia de la humanidad

Manel Loureiro
manel loureiro PRODIGIOS COTIDIANOS

OPINIÓN

12 mar 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Vamos a ver. Imagínense por un momento a, qué se yo, el PP, el PSOE, Podemos o Ciudadanos presentando un proyecto de ley en el Parlamento, que se llamase «El Proyecto de Ley más Molón y Chachi de la Historia» o algo de este jaez. Así, con la cara seria y sin descojonarse ante el funcionario del registro mientras le tienden el documento. Supongo que les parecerá tan ridículo y chocante como a mi, algo que es imposible que suceda en un país moderno y civilizado. 

Pues no. Resulta que en Estados Unidos, el gabinete de Trump acaba de presentar en el Congreso un proyecto de ley de reforma sanitaria, y le han llamado «El Plan de Salud Pública Más Maravilloso del Mundo de 2017». No es broma. Pueden comprobarlo si lo desean.

Yo, a estas alturas, ya no sé si esto es otra muestra de la megalomanía descontrolada del presidente americano o simplemente son ganas de vacilar al personal. Dejando aparte el hecho de que el título del proyecto de ley es ampuloso hasta el ridículo, si uno se baja a la letra pequeña se da cuenta de que, como muchas otras cosas de Trump hasta el momento, es pura cáscara: mucho ruido y humo por fuera, pero vacío por dentro.

El proyecto de ley -que tendrá que arrastrarse penosamente por el sistema legislativo americano para poder ser aprobado- carece de cifras, presupuesto o directrices, más allá de una suma de vaguedades y el deseo nada oculto de laminar cuanto antes el legado de su predecesor Obama. Hasta los propios republicanos han empezado a reconocer que no se puede sustituir el actual modelo hasta tener un proyecto alternativo funcional del que hoy carecen.

Me dirán, y no sin razón, que a mi qué. Que esto no es problema nuestro, que es un asunto de los electores americanos y sus dirigentes. Y es cierto, pero a la vez es un signo preocupante de lo que nos puede deparar el futuro. El hombre más poderoso del mundo no solo actúa habitualmente de una manera errática, sino que además es arrogante y vanidoso, hasta el extremo de que sus colaboradores creen conveniente adularle con títulos pomposos, como si fuese un Idi Amin cualquiera. En ese sentido, es tan fatuo como cualquier dictador de medio pelo de un país del Tercer Mundo. La diferencia -y el diablo está en los detalles- es que Trump tiene a su servicio al ejercito más poderoso de la Tierra. Y si se cree capaz de hacer la Ley Más Maravillosa del Mundo, el siguiente paso podría ser modificar a su gusto al resto del mundo, que no le entiende.