Sentido común o el Nodo de Puigdemont

César Casal González
César Casal AL ROJO VIVO

OPINIÓN

PASCAL GUYOT | AFP

22 oct 2017 . Actualizado a las 09:58 h.

Objetivos del 155: volver a la legalidad, recuperar la normalidad, recuperación económica y celebrar elecciones. ¿Cuál es el paso de estos cuatro en los que no están de acuerdo? Solo desde el delirio del secesionismo sí o sí se puede creer que estas medidas son un golpe de Estado desde el Estado. Vayamos a la clave de bóveda de esta actuación constitucional, que de momento es la que está vigente y la que se votó y aprobó en España, también en Cataluña. Más de dos millones de votos a favor en Barcelona, por ejemplo. Esa clave es el punto cuatro: la meta en la que tenemos que estar de acuerdo todos: elecciones. Campaña electoral, no campaña bélica, jornada de reflexión, no jornada de manifestación, urnas y a contar votos. No hay atajos. Nunca los hubo. La actuación es para todos los catalanes, para los independentistas y para los que no lo son. Tiene la lógica de la ley. Y se ajusta a Derecho. Es la única manera de recuperar la convivencia. De dejar atrás una fractura y una factura suicida. No sé quién pudo pensar que en el siglo XXI en el corazón de la democrática Europa uno puede independizarse de forma unilateral. En España se superó un golpe de Estado, con pistolas; y la extorsión de más de ochocientos muertos por el terrorismo en el País Vasco, cantar Imagine en las calles no es suficiente para romper leyes y pisotear Cartas Magnas. Si los secesionistas optan por boicotear esas elecciones, con Puigdemont empecinado en la posible respuesta alocada de declarar la independencia, dejarán claro que están fuera del sistema vigente y que lo único que buscan es imponer su verdad más allá de la ley. Son las urnas las que tienen que hablar en Cataluña, no la CUP. Y, si el independentismo logra otra mayoría absoluta, pues podrán reemprender su camino pero dentro de la ley. No fuera. Como están ahora. Reforma de la Constitución y todo el etcétera democrático que sea necesario y que sea validado por mayorías. Son cuatro pasos de sentido común que buscan enfriar el caos frente al disparate que Puigdemont propuso en el habitual Nodo de «propósito liquidador» de las nueve de la noche, solo para abonados. Convoca un Parlamento viciado para seguir con su victimismo cuanto peor, mejor. Tremenda la posdata final de Carles en inglés totalmente a la desesperada para intentar que Europa deje de darle la espalda. El caos es Pep Guardiola utilizando la atalaya mediática del fútbol y dedicando la victoria de un partido de Champions a dos presos en vez de a los cuatro muertos por los dramáticos incendios en Galicia. Es lo que tiene el sectarismo. Solo mira por lo suyo. Pensemos solo en urnas. Y en un nuevo Parlamento catalán que vaya más allá de su ombligo y que no se salte las leyes a su gusto. Va de democracia, de votar, que convoque él ya elecciones, no de imponer la independencia sí o también.