Después del palo que nos hemos llevado todos (hasta Inés ganando) con los resultados de las elecciones catalanes, llega Zidane y le da un ataque de entrenador para regalar por navidad el clásico al Barça. El palo de los comicios es para todos, para los dos millones de unos y los dos millones de los otros. Menuda fractura. Lean en estas mismas páginas la carta al director que firma Pío Pedreira Vilas y que cita con razón a los sueños de Calderón y añade que «de momento nadie ha ganado y todos hemos perdido». Ojalá de verdad despertemos y se pongan al fin a trabajar, pero lo veo difícil. Un país partido, unos resultados de división total y encima exactamente con los mismos actores. Así es imposible cambiar. Los implicados en variar el guion no harán nada por hacerlo. Seguirán todos y cada uno de ellos en sus finquiñas. También los que están en prisión. Esa parte, con la que se negociará, no se debería tocar. Hay delitos que están en manos de jueces. Pero ahí los tienen. Ya completamente de espaldas. Puigdemont en su altar de TV3, el mismo que pagamos los españoles y desde el que derrotó a Junqueras. Mientras Junqueras sigue preso y con cara de tonto al ver que se le escapó el duelo con el fugado president del exilio. El votante independentista valoró más la supuesta dignidad de la huida al exilio (ay, Soraya y tu CNI, cómo se os pudo escapar por la frontera) que acatar los barrotes. Ha sido la de ERC una caída rufianesca. Otro actor, este incontrolable, la CUP, se esnafra, pero ejercerá de bisagra del absolutismo. No lo duden. Ciudadanos bate un récord o varios. Gana y no le sirve en Cataluña para nada. Ya veremos si de lanzadera para la Moncloa. Iceta es nacionalista, no socialista, y adiós. No puedes vender el boleto que venden otros. Los comunes, irrelevantes. El PP, inexistente. Así es el telegrama del desastre. Aunque la victoria de Ciudadanos es territorial, muy vinculada a Cataluña, en política la tendencia es la tendencia. Mientras Feijoo siga en el banquillo, Rajoy va a tener que hacer algo para perpetuarse, que es lo que más le gusta. Perpetuarse, no hacer algo. Rajoy está amamantando a Rivera, solo que Rivera creció y ya tiene dientes para seguir mamando. Pero estas elecciones fueron excepcionales y España es otra cosa. El PP siempre entregó Cataluña y el País Vasco para cosechar votos en el resto de España. Es más colosal el daño de Sánchez y de Iglesias. El primero siempre pierde (menos las primarias), y el segundo no existe en la Barcelona ficticia de Ada Colau.