La tribuna del Congreso de los Diputados reunió el miércoles a tres millones de españoles. Algunos éramos padres que han perdido a sus hijos de forma cruel, el resto, ciudadanos sin afiliación política que con su firma en nuestra plataforma nos apoyan en nuestro empeño de no derogar en caliente una ley vigente de nuestro Código Penal y esperar a que el Tribunal Constitucional, única figura en España competente para pronunciarse, haga pública su resolución. Los días previos fueron complicados. Nos recibieron todos los grupos (menos ERC y Bildu) con representación parlamentaria. Lo sorprendente fue comprobar como los que mantienen una posición contraria, sin contar con el Tribunal Constitucional, tampoco nos dieron una propuesta de solución eficaz y concreta para proteger a nuestros hijos. Me refiero al PSOE, Podemos, PNV, ERC, PDECat, Compromís y Bildu. Silencio, silencio y silencio, esa fue su respuesta. En el mejor de los casos escuchamos términos genéricos y vacíos como reeducar y prevenir. Pero estamos en nuestro derecho legítimo de exigir esa propuesta para no poner nuevos cadáveres de víctimas inocentes sobre la mesa. En la actualidad no existe, en el Código Penal, una figura efectiva para pederastas y violadores y asesinos en serie por una razón objetiva: nadie puede obligar a un reo a que haga los cursos de rehabilitación que ofrece Instituciones Penitenciarias. Con lo cual, podemos encontrarnos con un supuesto en el que, teniendo que cumplir 30 años de pena, como el violador del estilete, con 54 mujeres violadas y marcadas de por vida, le sale a un año y cuatro meses de prisión por delito cometido. Y regresa a la calle, sin arrepentimiento alguno, sin efectuar los cursos de rehabilitación que le ofrecen, y que voluntariamente podría haber efectuado, para que meses después vuelva a atentar contra la integridad sexual de jóvenes inocentes. Otro mensaje esencial para esta plataforma es no derogar en caliente. Para eso resulta imprescindible tener claro que esta ley, en modo alguno, es una cadena perpetua, ya que yo mismo rechazo la cadena perpetua. Basta decir que el asesino de mi hija es padre, y si tras 30 años o la pena que le pongan a la altura de los delitos cometidos, se puede objetivar que está rehabilitado de forma efectiva, arrepentido y en condiciones de reinsertarse, yo sería el primero en abogar para que comparta el resto de su vida con su hija. Pero para ello es necesario que salga de la cárcel estando a la altura de la hija que lo espera, y que es la primera víctima colateral de esta tragedia. Aprovecho la oportunidad que me brinda La Voz de Galicia para dejar claro que somos una plataforma ciudadana sin afiliación política alguna y jamás hemos permitido, ni permitiremos, que nos utilicen las fuerzas políticas. Tenemos criterio propio y sufrimos la pena perpetua de saber que nuestras hijas e hijos jamás volverán, y eso ni tiene bandera ideológica ni debe ser un caladero de votos. Aquí no hay tácticas políticas ni de derechas ni de izquierdas, hay sentido común para legislar sobre un asunto tan sensible como es la protección de nuestras jóvenes y menores.