Torra no es una cotorra

Pedro Armas
Pedro Armas AL DÍA

OPINIÓN

07 sep 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Hay quienes ridiculizan a Torra diciendo que no es más que una cotorra. La cotorra puede vocalizar, pero solo es capaz de imitar palabras. Torra no habla por hablar; medita, mide sus frases, las piensa y repiensa. Eso sí, ambos hacen ruido; la cotorra chillando y graznando, Torra hablando en tono moderado pero con fondo estridente. La cotorra vuela en bandada de modo elegante, no levanta las alas por encima del cuerpo pero aletea continuamente. Torra mantiene las formas elegantes pero plantea constantemente: un referendo pactado sobre la autodeterminación, una liberación de presos políticos y una república catalana. Torra es un presidente de la más alta institución autonómica, a la par que un político independentista, cuyo objetivo, tan contradictorio como obvio, es la independencia de esa comunidad ya autónoma. El presidente Sánchez reacciona proponiendo una vuelta a la vía estatutaria. Torra la rechaza. El presidente del Gobierno ya no tiene enfrente a un presidente de la Generalitat catalanista, sino a uno independentista. La política avanza que es una barbaridad. Desde los años del bloqueo al Estatut los independentistas han aumentado exponencialmente; las cotorras también. Los independentistas se han adaptado como pocos al ecosistema político catalán; las cotorras al ecosistema natural español. Inconscientes y esnobs, importamos cotorras a millares como mascotas, cuando en sus países de origen son capturadas porque constituyen auténticas plagas para la agricultura.

Son especies invasoras que, liberadas o escapadas de sus jaulas, se convierten en una amenaza para el ecosistema. Es discutible que las cotorras deban estar enjauladas. Es indiscutible que, si se las deja en libertad, constituyen grupos sociales complejos, capaces de construir nidos comunales a gran altura y de diversificar su dieta a conveniencia. Son versátiles y resistentes. Las cotorras son aves gregarias; los independentistas también. Según la RAE, gregario, dicho de un animal, es el que vive en rebaño o manada; dicho de un individuo, es el que, junto con otros, sigue ciegamente las ideas o iniciativas ajenas. Torra es un líder de un grupo gregario. Como tal, usa y abusa de la demagogia. En este momento, pretende trasladar el protagonismo de los partidos y las instituciones a los ciudadanos y las asociaciones. Del parlamento al teatro, del teatro a la calle; de la manifestación por el derecho a decidir a la marcha por los derechos civiles; de la Diada al aniversario del referendo ilegal... Las cotorras no hacen discursos, solo repiten palabras, que por algo son loros. Torra no es una cotorra.