Justo cuando íbamos por el buen camino en lo que respecta al alcohol y el tabaco, abrimos otro flanco en el campo de las adicciones: los juegos de azar. Las casas de apuestas han proliferado como hongos por toda la geografía nacional, exprimiendo sobre todo los barrios más humildes. Nos bombardean en televisión e Internet con un márketing agresivo. No entiendo cómo destacados deportistas se prestan a ello. No entiendo cómo el Real Madrid puede tener una casa de apuestas oficial. No entiendo cómo nuestras autoridades han permitido todo esto, conociendo los antecedentes del alcohol y el tabaco. ¿Será porque recaudan mucha pasta vía impuestos?
Se repiten los errores del pasado, punto por punto. Luego nos lamentamos, eso sí, y creamos comisiones parlamentarias, encargamos informes y libros blancos y no sé cuántas chorradas más. Mientras tanto, los casos de ludopatía están aumentando dramáticamente, y un buen número de ellos son de gente joven, enganchados sobre todo al juego on-line. En vez de fomentar la vida sana, fomentamos las adicciones en los grupos de población más vulnerables. Absolutamente irracional, totalmente inmoral. La libertad de mercado no puede invocarse para justificar un atentado a la salud pública. Es urgente parar este desaguisado. Cero publicidad, restringir al máximo las licencias para esta actividad, aumentar su fiscalidad y campañas de sensibilización sobre este serio problema.