Pacto educativo

José Francisco Sánchez Sánchez
Paco Sánchez EN LA CUERDA FLOJA

OPINIÓN

17 nov 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Entiendo perfectamente, cualquiera lo entiende, el valor estratégico de la educación desde un punto de vista ideológico o ideologizado. Es clave. Y me parece que, por eso mismo, debe evitarse un uso electoralista de las propuestas en este ámbito, porque si no, los sistemas de enseñanza se diseñarán en función de la capacidad que tengan de generar votos para unos o para otros. Por ejemplo, el debate sobre si aprobar el bachillerato a quien tenga pendiente una asignatura deja de ser una cuestión pedagógica para convertirse en una cuestión de conveniencia, porque da la casualidad de que quienes terminan bachillerato accederán inmediatamente, no sólo a la Universidad, sino también al voto. ¿Y a quién van a mirar con más simpatía esos nuevos votantes?, ¿a los que pretendían aprobarles sin aprobar o a quienes se opusieron? Digo pretendían, porque como no hay tiempo para llevar a cabo la reforma, supongo que se trata de una mera argucia electoral.

Cada nuevo gobierno intenta disponer de una ley que favorezca al partido que le sostiene en vez de al país que representa, pese a que con tantísima reforma se perjudique siempre a los mismos: a los docentes, que ya no saben a qué atenerse, y a los discentes, que fracasan cada vez más. No importa. Solo cuentan los votos. De ahí que convenga llegar a un acuerdo para que las leyes educativas, como ocurre en otros países, se aprueben y se reformen siempre por mayoría reforzada. Me parece la única manera de obligar a un consenso, en otro caso imposible, que dé estabilidad al sistema y permita desposeerlo de las adherencias ideológicas que lo lastran. Si no, el pacto educativo será siempre un hablar por hablar.

@pacosanchez