Dicen que Sánchez es el dueño del tiempo, del tiempo electoral. El tiempo electoral es un arma arrojadiza, pero a veces un bumerán. Sánchez duda entre matar el tiempo, ganar tiempo o dar tiempo al tiempo. Venimos de Rajoy, que no dudaba, que estaba seguro de que nunca sería tarde para no hacer nada. Ni su predecesor ni sus barones ayudan a Sánchez. Les pasa como a San Agustín; si nadie les pregunta qué es el tiempo, lo saben, pero, si tienen que explicárselo a Sánchez, no saben hacerlo. Unos vinculan la duración de la legislatura a unos presupuestos aprobados, a otros les vale con que sean unos presupuestos prorrogados. Para unos el caso es gobernar hasta el 2020, para otros el caso es repartir prebendas de gobierno hasta que dure. El PP y Ciudadanos rechazan los presupuestos y piden elecciones anticipadas. Podemos negocia los presupuestos y, si no se aprueban, también pide elecciones anticipadas. Sánchez es el dueño del tiempo, pero le falta tiempo.
El acoso a Sánchez por parte de la derecha política y mediática es implacable. A la competencia entre PP y Ciudadanos por el primer puesto en el podio de la crispación se ha sumado Vox. El podio de la crispación es ahora más mediático que el podio de la corrupción, aquel que tenía al PP en lo más alto. Al acoso de la derecha se ha sumado el acoso del independentismo, de derechas y de izquierdas, que no duda en poner fecha a sus chantajes: liberación de presos políticos, referendo de autodeterminación y república catalana. Sánchez pide una prórroga de convivencia a unos que piden contundencia y a otros que piden independencia. Sánchez, el dueño del tiempo, parece que no dispone de tanto tiempo. Quiere demostrar que es capaz de presidir y gobernar. Algunos de los suyos, deslumbrados por los pronósticos del CIS, le aconsejan que no malgaste el tiempo, porque corre el riesgo de que el tiempo le malgaste a él. Unos le van y otros le vienen, unas le van y otras le vienen. Si decide adelantar las generales, tendrá que sopesar la conveniencia de que sean antes, después o durante las municipales. Si consulta a los suyos, unos le dirán que se olvide de las coincidencias y otros le dirán, como dijo Napoleón, que puede pedirles cualquier cosa menos tiempo. Todos ven que Sánchez es el dueño del tiempo, pero donde unos prevén efecto Sánchez otros prevén defecto Sánchez.