«Brexit», Voxin: ¿en qué coinciden?

Roberto Blanco Valdés
Roberto L. Blanco Valdés EL OJO PÚBLICO

OPINIÓN

HENRY NICHOLLS | reuters

16 ene 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

Ayer se produjeron dos hechos que hoy destacan en portada todos periódicos, por más que su importancia política sea incomparable. En España Juan Moreno presentó su candidatura a presidente de Andalucía con el apoyo de Vox, el primer partido a la derecha de la derecha que supera en nuestro país la barrera de la marginalidad. En el Reino Unido, la irresponsabilidad ruin del Partido Conservador y el Partido Laborista ha provocado finalmente el rechazo del acuerdo entre Theresa May y las autoridades comunitarias para la salida de la UE de los británicos.

Dos hechos distintos, y distantes, que tienen, sin embargo, algo en común a poco que ambos se analicen con cuidado: ambos están relacionados con los estragos que están produciendo los nacionalismos en la Europa de comienzos del siglo XXI.

La salida del Reino Unido de la UE es la consecuencia final de la incapacidad de los dos grandes partidos británicos para hacer frente al discurso nacionalista y, por nacionalista, antieuropeo. Presente, en mayor o menor grado, entre laboristas y conservadores desde la creación de la CEE, serán la fundación del UKIP (que hizo del brexit su auténtica bandera) y las luchas internas que aquella provocó entre los conservadores, entonces gobernantes, las que explican tanto la descabellada decisión de convocar un referendo como la estúpida cobardía con que los dos grandes partidos del sistema político británico se enfrentaron a las mentiras, baladronadas y mamarrachadas de Nigel Farage. Fue así como el líder del UKIP, un partido casi marginal, se llevó finalmente el gato al agua con una victoria vergonzosa que ponía el proyecto de una Europa unida en la picota.

Y si un nacionalismo -el británico, más inglés y galés, por cierto, que irlandés del norte o escocés- explica el brexit, otro, el catalán, permite entender lo que podríamos denominar el Voxin, por contraste: es decir, la entrada de un partido de ultraderecha en el parlamento andaluz con tanta fuerza como para condicionar toda la política regional desde la misma noche electoral. Tal paralelismo no se detiene ahí en todo caso. Pues si, como apuntaba, solo la cobardía de laboristas y conservadores frente al discurso nacionalista permite entender el monumental fiasco del brexit, el del Voxin es también inexplicable sin el entreguismo del PSOE: «Aplicar la política de apaciguamiento mediante concesiones, nos conduciría directamente a una balcanización de España».

Las palabras no son mías sino de Alfonso Guerra, que las escribe en su ultimo libro (La España en la que yo creo), publicado hace apenas dos semanas. Seguro que el ex líder socialista confirmaría sus fundados temores de haber leído ayer el titular con que, refiriéndose al proyecto de Presupuestos, abría su portada este periódico: «63 euros menos para cada gallego y 93 más para cada catalán». El brexit, el Voxin: sí, sin duda, los estragos del nacionalismo.