¿Guardacostas de carácter militar? Sí

Fernando Novoa Sanjurjo

OPINIÓN

11 mar 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

En España solo se habla de la mar cuando tenemos un problema en ese medio físico y, tan pronto como este desaparece de los medios de comunicación, la preocupación por lo que en ella acontece, su problemática y posibles enseñanzas, también desaparece de la mente de nuestros ciudadanos y lo que es más grave, de nuestros gobernantes y políticos. Así, temas largamente debatidos en distintos foros durante los momentos de crisis, como la necesidad de un mando único para dirigir la respuesta a una emergencia o el «excesivo» número de servicios de la administración que actúan en la mar, desaparecen también y con ellos, la necesaria reforma que, basada en las lecciones aprendidas, haya que aplicar para conseguir que la «acción del Estado en la mar», sea más eficaz, operativa, capaz, con una mejor gestión de los recursos y una mejor defensa de los intereses nacionales.

 Hoy en día entre Sasemar, Vigilancia Aduanera, Guardia Civil y la Secretaria General de Pesca disponen de alrededor de 4.000 personas, 208 embarcaciones de distintos tamaños, 8 aviones de patrulla marítima, 20 helicópteros, 4 centros de coordinación nacional (uno por organismo) y 32 centros de coordinación en la costa. Cada uno con sus competencias, cultura, responsabilidades, formación y procedimientos.

Mi experiencia de 50 años en primera línea de la gestión de la seguridad y vigilancia marítima me ha llevado a la conclusión de que España necesita un servicio de guardacostas de formación marítima y carácter militar, que sustituya a todos los organismos anteriormente citados. Esa necesidad se evidencia ante el previsto incremento de las operaciones que tienen la mar como escenario y se ve reforzada por los cambios que se otean en el horizonte en los que el denominado «nuevo orden mundial» abre una era de gran incertidumbre. Por poner un ejemplo, piénsese que la población en África se duplicará en 35 años, con el consiguiente incremento de los riesgos emergentes, como el terrorismo islámico o los tráficos ilícitos, drogas, armas o personas, cuestiones que se agravarían de forma exponencial si Argelia o Marruecos entraran en inestabilidad. Todo ello obliga a reforzar y extender nuestras fronteras marítimas y ese refuerzo solo puede venir de la mano de un Guardacostas militar, creado a imagen y semejanza de la Armada. Un modelo reducido y adaptado a sus competencias, pero con mentalidad, conocimientos, organización, procedimientos, cultura naval y estándares similares. Homogeneidad que facilitaría su puesta en marcha, mejoraría su eficacia y capacidad, facilitando la colaboración con la Armada en situaciones de grave crisis en la mar y teniendo garantizado el «mando único» ante cualquier emergencia que se presente en nuestras aguas