El éxito de los cultivos de mejillón se asienta en la disponibilidad de semilla en el medio natural. En los últimos años se han puesto de manifiesto en diversos países europeos, también en Chile, tradicionales cultivadores de mejillón, disminuciones en la captación de semilla de mejillón. Reducciones que fueron asociadas con factores ambientales, particularmente temperatura y elevadas precipitaciones. Fluctuaciones a la baja en la abundancia que desde el 2017 se han detectado en Galicia.
La mejilla (semilla de mejillón entre 15 y 25 milímetros de talla) necesaria para el cultivo se obtiene de las rocas del litoral o de cuerdas colectoras que se cuelgan en las bateas entre los meses de marzo y octubre, y se mantienen sumergidas durante la época de reproducción del mejillón, permitiendo la fijación sobre ellas de las larvas. La semilla de colector temprana está disponible a partir de julio para su manejo. La semilla de roca, si bien en función del año, se comienza a recolectar y a colocar en las cuerdas de cultivo a partir de noviembre.
Las necesidades de mejilla se estiman en torno a las 7.000 toneladas (Tm) por año, para obtener una cosecha anual de 250.000 Tm de mejillón. En la mayor parte de las bateas se utiliza exclusivamente semilla procedente de las rocas (66 %). En las otras bateas se alterna la semilla de roca con la de colectoras, y sólo una parte de los cultivadores emplea exclusivamente este último tipo de semilla por su escasez.
La captación o extracción de la mejilla está regulada, pero ello no evita conflictos. Entre percebeiros y mejilloneros, o entre mejilloneros y las autorizaciones territoriales a las cofradías. La explotación de mejilla de roca y del percebe, donde coinciden, colisiona. La de mejilla obliga a raspar toda la superficie para que la siguiente cosecha sea de buena semilla. La explotación del percebe necesita que queden en las rocas piñas de percebe para que haya nueva cosecha. El estudio más completo accesible al público (Brea Bermejo, 2009) sobre semilla de roca -existen otros realizados por Fernández Pulpeiro y su grupo para la Xunta- estima en unas 18.000 Tm la biomasa anual de mejilla disponible en el litoral gallego entre Ortegal y el Miño. Sin embargo, hay zonas de semilla de escasa calidad por su mezcla con individuos adultos, o su baja densidad. Y urge, quizá con consenso pero desde luego con el conocimiento acumulado, cambiar la regulación sobre la mejilla, la de roca y la de colector. Cuerdas colectoras de 5 metros e inmersión de abril a septiembre contradice lo científicamente establecido. Recolección de roca de diciembre a abril -piensen en ‘secas’- obliga a que las cosechas de una gran parte de las bateas de mejillón se concentren y compitan entre ellas. Los sólidos estudios existentes sobre mejilla de colector y roca permiten hace tiempo que los hipotéticos conflictos latentes pasen a ser la oportunidad imprescindible que soporte la continuidad, año tras año, de esos 18.000 millones de mejillones que, en tres mil bateas, pueblan nuestras rías. Todo, menos seguir pasmando.