El 22 de enero del año 2016, Pablo Iglesias se colocó ante un atril con sus fieles, muchos de ellos hoy ya infieles, y anunció su próximo nombramiento como vicepresidente del Ejecutivo. El instante ocupa un lugar de honor en el cajón de la historia que lleva por título Cosas que no sucedieron. Tres años después, en esta gira de primavera tan de aspecto otoñal para Podemos, Iglesias vuelve a hacerse un sitio en el Gobierno Virtual de España, esta vez como titular de Interior. Si las urnas y los pactos hacen-que-pase, habría un Gobierno inédito, con un Neil Armstrong de la celulosa absorbente en sus filas: «Después de tres meses limpiando culos y pañales estoy más preparado para gobernar». He aquí el primer ser humano que se remanga para limpiar las cacas de su prole... y lo añade a su currículo. Si acaba de ministro, y todo en España empieza a ir [más] de culo, nadie podrá reprocharle a este señor habernos engañado.