La Larga Noche pixelada

Javier Armesto Andrés
Javier Armesto CRÓNICAS DEL GRAFENO

OPINIÓN

03 may 2019 . Actualizado a las 11:34 h.

Juego de Tronos ha tenido unos cuantos capítulos memorables a lo largo de sus ocho temporadas, de las cuales la primera fue un perfecto compendio de la orgía de sangre, sexo (lamentablemente, en este aspecto ha decaído un poco), traiciones, épica y fantasía que resumen la serie más popular de la última década. Sin duda, La larga noche merece estar entre ellos, junto a aquellos que dejaron a los espectadores con los ojos como platos (Fuego y sangre, con el nacimiento de los dragones) o les revolvieron las tripas (La boda roja). Cuando quieres que la villana de la historia se salga con la suya, como ocurre con Cersei y la destrucción del Gran Septo del Baelor (Vientos de invierno), es que esa historia es muy buena.

Sin embargo, un aspecto técnico empañó el visionado de la tercera entrega de la última temporada e impidió a los espectadores disfrutar de un espectáculo a la altura del guión de David Benioff y Daniel Brett Weiss y la dirección de Miguel Sapochnik. Desde las primeras escenas se podían apreciar zonas pixeladas, barridos y centelleos cromáticos en el fondo, todo ello acentuado por la casi nula iluminación que se utilizó en todo el episodio. Esto último tiene una explicación, y es que cuando todo está oscuro los efectos especiales son más baratos de producir, porque el grado de detalle que hay que generar es menor.

Los píxeles como puños y el degradado de algunas zonas de la pantalla tienen que ver con la compresión o la tasa de bits por segundo (bit rate): los servicios de streaming bajan la calidad de un vídeo comprimiéndolo para privilegiar la reproducción y que no haya interrupciones. Esta compresión se hace más notoria en secuencias donde hay mucho detalle, o en las oscuras, donde casi no hay color. Las pantallas son más eficientes para mostrar colores que el blanco y negro. El resultado son esas manchas que se apreciaban cuando desde Winterfell miraban hacia el horizonte.

Y por último hay que recordar que Juego de Tronos no está grabada en 4K (salvo la primera temporada, en la que el entonces director de fotografía hizo una prueba con las cámaras digitales Arri Alexa) y tenemos que conformarnos con 1080p. Pero esa es otra historia, y todavía no sabemos quién se sentará en el trono de hierro.