En la película Bohemian Rhapsody aparece una escena en la que Miami, apodo del abogado de Queen, sube el volumen de la mesa de sonido del concierto benéfico Live Aid celebrado en Wembley en 1985, justo cuando sus clientes salían al escenario, a pesar de la prohibición escrita en una etiqueta sobre al teclado que ponía «no tocar».
La prudencia me dice que no debo amplificar la insatisfacción generalizada entre los jóvenes médicos que trabajan para el Sergas, pero aun sabiendas de que denunciar públicamente su situación es meter el dedo en la llaga y provocar la airada reacción de quienes propician su permanente precariedad, asumo ese riesgo para que se conozca su situación. El Sergas, con la complicidad de los sindicatos, en lugar de asumir la doctrina de la Sala de lo Contencioso-Administrativo del Tribunal Superior de Justicia, en reiteradas sentencias de los últimos meses obtenidas en favor de varios médicos, se enroca y pretende perpetuar la situación de eventualidad para no estabilizar laboralmente a este colectivo.
Buena prueba de ello son las nuevas listas de contratación temporal que se han publicado recientemente con las que se pretende que médicos, algunos con más de cinco años encadenando contratos eventuales en un mismo hospital, estén a disposición de otros hospitales, incluso de provincias distintas, para ser contratados según surjan las necesidades. ¿Qué arraigo tendrá quien sabe que puede estar trabajando un mes en O Barco, luego otro en Ourense y a continuación otro más Santiago? ¿Qué afección tendrán hacia la organización sanitaria profesionales que han dedicado más de 10 años a formarse y en la treintena de su vidas se ven abocados a ese peregrinaje laboral?
Me cuentan sus miedos y sus recelos, su temor a quedarse embarazadas o sufrir un accidente, pues hemos visto como el Sergas en ocasiones no han renovado los contratos mes a mes con ocasión de un parto o de una lesión, mandándoles al desempleo para ahorrarse el pago de la prestación correspondiente. Y en atención primaria la situación no es muy diferente cuando en lugar de convocar plazas nuevas que permitan atender con estabilidad laboral necesidades permanentes de la organización sanitaria, el Sergas se inventa un nombramiento eventual de continuidad para perpetuar la temporalidad hasta tres años en contra de la ley y la jurisprudencia.
A nadie escapa que el grado de insatisfacción del colectivo médico, y también en enfermería es patente, pero ya era latente tiempo atrás por esa obsesión del Sergas por hacer «más con menos», oxímoron que fue el lema de la política de recortes, lo que ha hecho mella en la capacidad de resistencia de estos jóvenes profesionales.
Esta semana los padres de una doctora acudían a mi despacho únicamente para darme las gracias por hacer conseguido para su hija lo que se denomina un nombramiento indefinido no fijo. Emociona el reconocimiento, pero más lamento comprobar que no sirve como precedente para fomentar cambios en la organización, empeñada como está en abusar de la precariedad. Y así lo digo, alto y claro.