Otra vez hemos visto el afán censor de algunos dirigentes políticos españoles. Fue con motivo de la entrevista a Arnaldo Otegi en el Canal 24 Horas de Televisión Española. Fue conocer el anuncio de la entrevista y PP, Ciudadanos y Vox compitieron a ver cuál sacaba un hacha más grande para cortar la cabeza de los profesionales de TVE, de su administradora única Rosa María Mateo y del Gobierno, al que suponen inspirador de todo lo que dice y programa la televisión pública. Una sobreactuación en toda regla, porque los mismos que levantaron la voz aceptan que el partido de Otegi tenga presencia en las instituciones, reciba las subvenciones del Estado o sus diputados en Cortes cobren un sueldo del mismo Estado. Esa es la normalidad constitucional, pero entrevistar a su líder es poco menos que un delito o, como se dijo, una operación para blanquear a Otegi y a Bildu.
Este cronista agradeció la entrevista. Fue dura, se hicieron las preguntas que había que hacer y nos permitió conocer la personalidad y el pensamiento de un líder con influencia social, aunque nos duela. Solo lo ha blanqueado quien lo quería blanquear, porque lo que quedó es el personaje negro que suponíamos: un hombre al que resulta imposible condenar los crímenes de la banda terrorista ETA; un hombre incapaz de pronunciar la palabra perdón; un hombre que solo entiende que a lo mejor hubo algún exceso en el dolor causado y en el dolor que tenía derecho a causar. Es decir, que asesinar, extorsionar, secuestrar, dejar viudas y huérfanos era un derecho de los terroristas. No me digan que esto no había que escucharlo de su boca para creerlo.
Y una aportación que Otegi hizo a la construcción del relato del abandono de las armas. Él fue agente activo de la “pacificación” (“hombre de paz”, decía Rodríguez Zapatero) exactamente por lo que diagnosticó Jaime Mayor Oreja: porque la violencia había dejado de ser necesaria y se podían conseguir los mismos objetivos con la acción política. Ni una consideración sobre las muertes. Ni un reconocimiento de la impotencia para seguir matando por la eficacia de las Fuerzas de Seguridad. Y sobre todo, ni una reflexión ética, quizá porque las reflexiones éticas no entran en su código.
Otegi al desnudo. Ese es el perfil de un político que manda mucho en los municipios vascos y navarros, tiene un papel decisivo en la formación del gobierno navarro y va a tener un pequeño rol en la designación del presidente del gobierno español. Sépalo el señor Sánchez: si de EH Bildu depende, no habrá bloqueo. Lo que haga Esquerra Republicana, lo hará EH Bildu. Lo que ignoro es si esa disposición a no bloquear es un consuelo o una desgracia. Espero que Sánchez no los llegue a necesitar.