La oposición está ahí para todos

César Casal González
César Casal CORAZONADAS

OPINIÓN

IREKIA

27 oct 2019 . Actualizado a las 22:43 h.

Salta la polémica por una información de mi compañero de Economía en La Voz Gabriel Lemos sobre el sueldo medio de los funcionarios y el de los trabajadores en empresas privadas. El de los funcionarios es escandalosamente más alto. Vaya por delante que no creo para nada en el mítico artículo de Larra en el que criticaba a los empleados públicos con aquel título de Vuelva usted mañana. A mí los funcionarios me han tratado siempre de forma exquisita. Por supuesto me he encontrado excepciones. Bordes los hay en todos los puestos, pero no son más vagos ni más malencarados por ser funcionarios que por trabajar para la privada o como autónomo. ¿O es que las llamadas que nos bombardean a todos desde rincones remotos a nuestro móvil ofreciéndonos servicios de empresas privadas son el ejemplo de la amabilidad? ¿Quién no las ha padecido en el momento más inoportuno o con una insistencia exasperante? No creo que los funcionarios de este país sean una pandilla de escaqueados. Pienso todo lo contrario. Ingenieros vacacionales expertos en planificar ya el puente de Todos los Santos de dentro de tres años los hay en cualquier puesto, más allá de la naturaleza del mismo. La gente no cambia. Y el que era un pillo en el colegio lo seguirá siendo toda la vida. Mi fe en la función pública es total. Cuando alguien cuenta anécdotas que recuerdan al texto de Larra denunciando el abuso de funcionarios, recuerdo siempre lo bien que me trataron en la ventanilla de Tráfico, y eso que iba a pagar una multa y mi humor estaba en consonancia. O saco a colación el digno trato del centro de salud en el que he militado casi toda mi vida. O el espectacular trato de la sanidad pública a mi padre en sus horas finales. Debemos sumar a los casos en positivo sin duda a los policías que se partieron la cara tal cual en Barcelona velando por el Estado de derecho de todos. Encima con un sueldo y unas condiciones de trabajo que dejan mucho que desear. Porque no todos los funcionarios están forrados ni siempre de vacaciones. Otra mentira doble. Hacen guardias y muchos tienen turnos insufribles, como también pasa en algunas empresas privadas. Pero hay un argumento más que me gustaría aportar para defender al funcionario digno, solícito y que cuida a quienes atiende en la función pública. Es muy sencillo. Señores que les critican, que les encanta poner a parir a los funcionarios: las oposiciones están ahí para todos. Según puestos y titulaciones. Las hay de todo tipo. Estudien. Sacrifiquen años de su juventud. Preséntense y aprueben. A ver si así dejan de decir que son una casta. La única casta de este país son los políticos profesionales que ni sacaron una plaza pública ni pisaron una empresa privada. Dejen en paz a los funcionarios que con su estupendo trabajo hacen que España no deje de funcionar nunca a pesar de los que están al mando.