El Valle de los Caídos

Carlos G. Reigosa
Carlos G. Reigosa QUERIDO MUNDO

OPINIÓN

28 oct 2019 . Actualizado a las 08:55 h.

En 1985 se reunieron en España los tres principales mandos de la Federación de Guerrillas de León-Galicia, que había actuado primero por Asturias y luego por León y Galicia. Los tres eran socialistas asturianos y en 1948 habían logrado escapar juntos a Francia en un barco. Después, cada uno siguió su camino: Marcelino Fernández Villanueva El Gafas, jefe de la federación, se fue a Buenos Aires; Mario Morán García, a México, y César Ríos, a París. No se volvieron a reunir los tres hasta que, en 1985, la Fundación Pablo Iglesias y TVE los trajeron a España para filmar un capítulo de la serie Vivir cada día sobre su peripecia guerrillera y la memoria histórica.

Quiero recordar hoy esto solo para situar una conversación de entonces sobre el Valle de los Caídos. Mario Morán y César Ríos eligieron acompañarme en un coche desde Madrid a Oviedo, mientras que los demás, con los equipos de TVE, lo hacían en otros vehículos. Al poco de salir de Madrid por la A-6, César Ríos vislumbró sobre la izquierda, hacia El Escorial, la gran cruz del Valle de los Caídos y exclamó: «¡Fíjate, Mario, a qué llevó la ambición de aquel hombre al que combatimos: a levantar monumentos como ese, hechos a costa del pueblo, pero que nada valen para el pueblo».

Para sorpresa de César, Mario Morán, que no había vuelto a España desde su salida en 1948, no dijo nada y se limitó a mirar lo que su compañero le señalaba con insistencia. «Yo fui a verlo -dijo César-. Es un buen lugar para conocer al enemigo que combatimos, para saber lo que pensaba y lo que quería. Allí me confirmé en la idea de que no me equivoqué de lado en la lucha. Yo combatí por el pueblo, por el progreso de España. Ese lugar representa lo contrario. Si no lo has visto, tienes que ir cuanto antes».

Morán asintió con desgana e ironizó: «Si Franco está enterrado ahí, tiene un buen montón de piedra encima, sí señor». César lo miró con pasmo, decepcionado por el hecho de que su compañero no anhelase volver sobre aquel pasado. Mario murió en 1991 y César Ríos, en 1997. Ahora, Pedro Sánchez, presidente en funciones, ha movido los restos de Franco. De Cuelgamuros a Mingorrubio. Algo que ya consta en la Historia.